A los progresistas no les gusta nada la palabra Navidad, pero no quieren renunciar a las vacaciones ni a la paga extraordinaria. ¿Les molesta el nacimiento de Jesucristo y la tradición heredada de nuestros abuelos? Quieren llamarlas Fiestas de Invierno. A muchos Padres de la Patria no les dicen nada estas fechas y, desde mi punto de vista, están en contra del humanismo y de la libertad individual, del mensaje de amor y de la unión familiar de estas fiestas. Prefieren aplaudir a Stalin, o a las dictaduras de Castro o de Chávez antes de continuar con la base cristiana de las civilizaciones occidentales.
Yo, la verdad, deseo, y así lo hago, seguir la tradición y celebrarlas como lo aprendí de mis antepasados y, en lugar de adorar la hoz y el martillo, y levantar el puño para cantar el obsoleto himno de la Internacional, seguiré el mensaje de convivencia y paz cantando y escuchando los populares y machacones villancicos. Es mi opinión.
Pero, claro, respeto las suyas aunque no las comparta; muchos mensajes de la telebasura progresista y éstos políticos, a puro de insistir e intentar cambiar el mundo, en lugar de preocuparse por los graves problemas económicos y laborales, seguramente lo conseguirán sustrayendo la connotación religiosa de estas fiestas.
Leo en un periódico que los alumnos catalanes están a un paso de que, a partir del próximo curso, no se vuelvan a nombrar las vacaciones de Navidad o Semana Santa. Así lo ha acordado el Consejo Escolar de Cataluña (CEC), que ha autorizado al consejero Ernest Margall, para que cambie el nombre de estas fiestas por la nomenclatura de “Vacaciones de Invierno” y de “Primavera”. Ya hace tiempo que andan detrás de este cambio; y probablemente lo conseguirán si no cambia el sistema. Los miembros del Consejo Escolar arguyen que, en algunos municipios con un alto índice de extranjeros recién llegados, es el motivo clave para este cambio de nombre.
Yo, que no me considero fascista ni progresista, no trato con más indulgencia al comunismo que al fascismo.
Y no quiero extenderme en el tema por si hiero susceptibilidades, solo deseo, desde estas líneas y en estas fiestas, felicitar las Pascuas a todos los foreros.
Un cordial saludo.
Yo, la verdad, deseo, y así lo hago, seguir la tradición y celebrarlas como lo aprendí de mis antepasados y, en lugar de adorar la hoz y el martillo, y levantar el puño para cantar el obsoleto himno de la Internacional, seguiré el mensaje de convivencia y paz cantando y escuchando los populares y machacones villancicos. Es mi opinión.
Pero, claro, respeto las suyas aunque no las comparta; muchos mensajes de la telebasura progresista y éstos políticos, a puro de insistir e intentar cambiar el mundo, en lugar de preocuparse por los graves problemas económicos y laborales, seguramente lo conseguirán sustrayendo la connotación religiosa de estas fiestas.
Leo en un periódico que los alumnos catalanes están a un paso de que, a partir del próximo curso, no se vuelvan a nombrar las vacaciones de Navidad o Semana Santa. Así lo ha acordado el Consejo Escolar de Cataluña (CEC), que ha autorizado al consejero Ernest Margall, para que cambie el nombre de estas fiestas por la nomenclatura de “Vacaciones de Invierno” y de “Primavera”. Ya hace tiempo que andan detrás de este cambio; y probablemente lo conseguirán si no cambia el sistema. Los miembros del Consejo Escolar arguyen que, en algunos municipios con un alto índice de extranjeros recién llegados, es el motivo clave para este cambio de nombre.
Yo, que no me considero fascista ni progresista, no trato con más indulgencia al comunismo que al fascismo.
Y no quiero extenderme en el tema por si hiero susceptibilidades, solo deseo, desde estas líneas y en estas fiestas, felicitar las Pascuas a todos los foreros.
Un cordial saludo.
Amigo Pefeval: Creo que te excedes en la crítica que haces a los que tú denominas "progresistas". Como sabes, me gusta sentarme en el centro cuando voy a visitar "el circo", donde continuan los mismos enanos a la izquierda y a la derecha. Aún así considero difícil encontrar ese sitio centrado, cuando casi todas las críticas y hostigamientos, tanto en correos como en conversaciones, proceden del circo de la derecha, hasta el punto de pensar a veces que haya subvenciones para ese fin. Tengo un largo vagaje en el difícil buceo del conocimiento de la verdad. Con raices cristianas y un crucifijo en la cabecera de mi cama, he conocido muchas otras verdades y, por ello, soy absolutamente respetuoso con todas ellas. Sólo me producen repugnancia, aquellos que para demostrar que la suya es la única verdadera, recurren a la violencia u otras prácticas perversas. En cuanto a lo que sucede ahora respecto a los crucifijos en las escuelas, los cambios de nombre a fiestas religiosas u otros cambios no comprensibles por los cristianos, no hacen sino dar la vuelta a la tortilla, como antes hicieran los que instituyeron las actuales. Lo mismo podríamos hablar en el terreno político. Cuando durante tantos años nos obligaron a rezar el Santo Rosario o a pertenecer al Frente de Juventudes, es comprensible que "los progresistas" traten de quitarse el lastre que los oprimió. La tolerancia es importante en la vida: "Si no somos perfectos, no podemos exigir perfección a los demás".
Un abrazo
Un abrazo