DEZA: Por último y para despedirme de tan simpático animal...

La urraca (Pica pica) también conocida como picaraza, picaza o marica es una especie de ave de la familia de los córvidos, y es una de las aves más comunes en toda Europa hasta una altitud no superior a los 1.500 metros.

Un abrazo.

Descripción

Destaca la urraca por su cuerpo blanco y negro iriscente, acabado en una larga cola de color azul o verde metálico dependiendo de como incida el sol, mide en torno a 45 cm de longitud con una envergadura de 60 cm. Es prácticamente inconfundible con otra ave.
Los colores están distribuidos por su cuerpo de la siguiente forma la cabeza, pico, cola y patas de color negro. El pecho y buena parte de las alas son blancas. La cola y las alas cobran un matiz azul o verde metalizado.
Su cabeza y pico presenta la forma característica de la familia a la que pertenece, ojos pequeños y con un pico recto y fuerte.

Un abrazo.

Se caracteriza también por su larga cola escalonada y por sus alas cortas y redondeadas, cosa que hace su silueta parecida a la del rabilargo.

No presenta dimorfismo sexual si exceptuamos una mayor corpulencia de los ejemplares machos.
Su voz es un matraqueo áspero: tcha-tcha-tcha-tcha-tcha.

Un abrazo.

Hábitat.

Está presente en cualquier hábitat, exceptuando bosques densos y parajes situados a más de 1500 metros de altura. No obstante prefiere la proximidad de campos roturados o parajes degradados por el hombre, (ciudades, basureros, carreteras) del mismo modo que le agrada la cercanía de poblaciones humanas.
Es una especie que ha conseguido adaptarse, multiplicarse y aprovecharse de las alteraciones del medio que provoca el hombre.

Un abrazo.

Por último y para despedirme de tan simpático animal os diré que siempre he gozado de su presencia. Buscaba sus nidos desde pequeño y gozaba si podía tener alguna cría conmigo a la que alimentaba y cuidaba con todo cariño. Lo que pasaba es que no llegué a tener ninguna picaraza adulta pues se me morían de jóvens. No les daría la dieta adecuada para su supervivencia. Sé que con mi conducta rebajé en unos cuantos centenares su población y de ello, me pesa. Daba la casualidad que mi abuela vivía muy cerca de bosques y tierras de labor y allí habitaban muchas de ellas a las que perseguíamos con saña, mis primos y yo.

En ciertas épocas, la sociedad de cazadores, pagaban 50 centimos de peseta por cada huevo de picaraza y una peseta por ejemplar nacido. Ni aun así hubo maanera de acotalarlas. Menos mal...

Un abrazo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Muy interesante tu esplicacion y muy completo me encanto leerlo
Un saludo