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DEZA: Estuve buscando una foto de la calle de la Erilla,...

Estuve buscando una foto de la calle de la Erilla, y no la encontré. Esta foto está tomada desde una de sus esquinas. En esta calle viví yo de muy niño y, al igual que sucede a mucha gente, el pasado lejano lo recuerdo con más nitidez que el pasado presente. Si, es la calle de la Erilla y todavía vienen a mi memoria todas aquellas personas- casi todas ellas fallecidas- que la habitaron. Comienza esta calle prácticamente en la parte trasera del horno de la villa y la escuela que fue de párvulos, frente a los altos muros de la antigua casa señorial blasonada- aún se puede apreciar-, en cuyo jardín existía una morera que me causó gustos y disgustos. Aquella fue nuestra primera escuela, allí comenzaron a desasnarnos. Dicen que difícilmente recordamos a cinco premios Nóbel, pero que sí que recordamos a nuestros maestros por muchos que hayan sido; un recuerdo especial a mis dos primeras maestras: Conrada y Luisa. Siguiendo con la calle, a continuación la carpintería artesana y el domicilio del tío León y la tía Basilia de quienes tengo un cariñoso recuerdo, así como de sus hijos; a continuación la casa-taller del hojalatero donde reparaba, el día que no visitaba los pueblos cercanos, pucheros, sartenes y paraguas y fabricaba unas bonitas linternas muy útiles para regar por la noche. A continuación los canteros; buenos artesanos que dejaron su huella en la iglesia. Doblando la esquina, la casa-taller de Victoria, la sillera; hábil trabajadora a quien veía segar, provista de hoz y zoqueta, la anea en la acequia Madre de la Dehesa y, que una vez seca, cargaba en un borriquillo para su transporte. Cuando el animal murió, ella cargaba con el fardo. Frente a la casa de Victoria, en casa del tío Pedro, había un lagar y creo que un alambique. Y dominándolo todo, la Casa Alta, otrora majestuosa y protectora y ahora cubierta de ruinas y jaramago. Junto al portón, una pequeña explanada en la que se apaleaban judías, garbanzos o guijas y que, según el abuelo, dio el nombre a la calle, aunque bien pudiera haberse llamado la calle de los artesanos, porque en ninguna calle del pueblo se reunían tan variopintos oficios. Un saludo