Para curar el orzuelo se dejaba al raso por la noche una llave de canuto y por la mañana el afectado se la colocaba el hueco de la llave en el ojo e inmediatamente tenía que desaparecer el mal. Otra manera era hacer una montoncillo de piedras y dejarlo allí cuidadosamente. Si algún vecino pasaba y le daba una patada, se le pasaba a él el orzuelo. El caso es que como todo el mundo sabía ese remedio pues el montoncillo de piedras se tiraba allí meses y meses sin tocar.
Un abrazo.
Un abrazo.