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DEZA: Para quitar el dolor al salir los dientes, en los críos...

Para quitar el dolor al salir los dientes, en los críos pequeños.

Os voy a contar una de ardachos para que veáis hasta donde llegaba la ignorancia y la creencia en los poderes fácticos de las cosas y de los amuletos. Tenían la Petra la Chata y el Emilio el Moros, natural de Moros (Zaragoza), que vivían en nuestro pueblo, dos o tres hijos. Uno de ellos llamado Cándido lo pasaba fatal echando la dentadura y alguien les dijo que tendrían que coger un ardacho vivo y cortarle una pata. Lo encargaron a unos mozalbetes de la Puerta Cihuela que pronto dieron con uno, previo pago de lo estipulado. Aquel pobre lagarto o ardacho, como quieras llamarlo, que cayó en su poder, le cortaron una de las extremidades delanteras con unas tijeras, la derecha precisamente y le cauterizaron la herida con ceniza. El miembro seccionado, lo cosieron metido en una bolsita de trapo y se la colgaron al chiquillo en el cuello al estilo de un escapulario. Yo vi como el pobre bicho quedaba mutilado y como después era dejado en libertad en una olma, en el camino de San Roque. Al preguntarles a mis congéneres que por qué no mataban al bicho, lo correcto según mis instintos de chico, me dijeron que sus efectos solo serían beneficiosos si el lagarto vivía y que pronto se recuperaría de su mutilación. Por algunas semanas, el chaval llevó colgado aquel amuleto al cuello. Lo que desconozco, es si tan terrorífico acto surtió el efecto deseado. Yo solo se que el hecho lo he recordado durante toda mi vida. Eso era nuestra España profunda.

Un abrazo.