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DEZA: “ ¡Ancha tierra de Castilla! ¡Cómo se dilataban tus...

“ ¡Ancha tierra de Castilla! ¡Cómo se dilataban tus horizontes bajo el duro callo de los corceles, bajo el airón de las cimeras, a los ojos aguileños de tus capitanes!. Sudaba la carne heroica bajo la fuerte armadura y el corazón, semejante a una saeta, rasgando la coraza iba a clavarse en el cristal de los cielos.” Recuerdo esta bella prosa de Ricardo León que trata sobre las excelencias de Castilla, y que me hicieron aprender en mis años de humanidades, mientras leo el objetivo trabajo de Francisco-un saludo a Cuenca de Campos-. Estoy totalmente de acuerdo con su criterio, y también me inclino por la definición de Sánchez Albornoz. Mucho ha cambiado la historia de Castilla en los últimos tiempos de comunidades históricas, en que se le está relegando en beneficio de otras más pobladas por el arte de birlibirloque que dan los votos, dándole menos posibilidad de evolucionar que a aquellas porque, como dice el refrán: quien no avanza, retrocede. Castilla es pobre, pero nutrió el caudal ajeno; es vieja, pero aún tiene fuerza para criar recios varones; cansada está de siglos y desengaños, pero todavía gobierna la heredad. Cuando los infantes de Lara, los Fernán González o el bastardo Mudarra ensanchaban las fronteras, nadie pensaba que esa hegemonía iba a acabar como acabó. Incluso la historia que leíamos de niños en la escuela acerca del de Vivar, es distinta a la que nos cuentan ahora, con más o menos rigor histórico, o con el único afán de vender libros. No sé si será cierto, pero ayer mismo escuché que no existió el juramento de Santa Gadea. Termino con otra frase de León: “un día nuestro señor Rodrigo de Vivar, que sabe ganar batallas después de muerto, despertará en su fosa, montará en su nervudo corcel y jurará, por la cruz de su espada, purgar a España de renegados y felones”.