Muy buen domingo para todos.
Mirando la foto, me ha venido a la memoria los gatillos que tengo yo -alla por el pueblo-. Estan muy hermosos dice mi hermano que ratones no sabe si cazaran, pero que se han puesto bastante barriguitas.
En el pueblo siempre hemos tenido gatos, hubo un años que nos quedamos con uno sólo, pues a los demás por un motivo o por otro les perdimos. Aquel año en cuestión andabamos a la busqueda de gatos, y a todo el mundo preguntabamos. Ya por fin una chica del pueblo nos trajo seis gatos tipo siameses, unos gatos preciosos, nos regalo seis gatillos chiquitillos y en el verano andaban a sus anchas por los alrededores de la casa. Una jovencita se enamoro de uno de ellos y se lo pidio a mi hermano, éste, dejo que se lo llevase pero a las tres orillas volvio al redil. Todo sea que la madre le hizo entrar en razón a la hija y claro no es lo mismo tener un gato en el pueblo que tenerlo en la ciudad.
Por el pueblo se recorren todos los rincones y lugares -no son poco candajos-. En la ciudad es otra historia.
En fin que cada cual puede tener lo que quiera, faltaria más.
Nosotros tuvimos un gato la mar de listo, mi madre andaba loca. Pues aquel minino, se metia en la cocina y levantaba las tapaderas de las cazuelas, con mucho arte y no veas la que se liaba en casa. Pero como era tan listo, a pesar de liarlas guapamente, todos le queriamos un montón.
En fin cosas del recuerdo.
Un saldudo y muy buen día.
Mirando la foto, me ha venido a la memoria los gatillos que tengo yo -alla por el pueblo-. Estan muy hermosos dice mi hermano que ratones no sabe si cazaran, pero que se han puesto bastante barriguitas.
En el pueblo siempre hemos tenido gatos, hubo un años que nos quedamos con uno sólo, pues a los demás por un motivo o por otro les perdimos. Aquel año en cuestión andabamos a la busqueda de gatos, y a todo el mundo preguntabamos. Ya por fin una chica del pueblo nos trajo seis gatos tipo siameses, unos gatos preciosos, nos regalo seis gatillos chiquitillos y en el verano andaban a sus anchas por los alrededores de la casa. Una jovencita se enamoro de uno de ellos y se lo pidio a mi hermano, éste, dejo que se lo llevase pero a las tres orillas volvio al redil. Todo sea que la madre le hizo entrar en razón a la hija y claro no es lo mismo tener un gato en el pueblo que tenerlo en la ciudad.
Por el pueblo se recorren todos los rincones y lugares -no son poco candajos-. En la ciudad es otra historia.
En fin que cada cual puede tener lo que quiera, faltaria más.
Nosotros tuvimos un gato la mar de listo, mi madre andaba loca. Pues aquel minino, se metia en la cocina y levantaba las tapaderas de las cazuelas, con mucho arte y no veas la que se liaba en casa. Pero como era tan listo, a pesar de liarlas guapamente, todos le queriamos un montón.
En fin cosas del recuerdo.
Un saldudo y muy buen día.
