CLAVICEPS PURPÚREA.
El cornezuelo (Claviceps purpurea) es un hongo parásito del género Claviceps, que consta de más de cincuenta especies. Todas ellas pueden afectar a una gran variedad de cereales y hierbas, aunque su anfitrión más común es el centeno. Cuando el núcleo del cornezuelo se deposita en la tierra permanece en estado letárgico o esclerotium hasta que se dan las condiciones propicias para medrar y pasar a la fase fructífera, en la que se desarrolla como una minúscula seta liberando las esporas fúngicas.
Un abrazo.
El cornezuelo (Claviceps purpurea) es un hongo parásito del género Claviceps, que consta de más de cincuenta especies. Todas ellas pueden afectar a una gran variedad de cereales y hierbas, aunque su anfitrión más común es el centeno. Cuando el núcleo del cornezuelo se deposita en la tierra permanece en estado letárgico o esclerotium hasta que se dan las condiciones propicias para medrar y pasar a la fase fructífera, en la que se desarrolla como una minúscula seta liberando las esporas fúngicas.
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Las infestaciones de este hongo causan la reducción de producción en calidad y cantidad de grano y heno y si estas cosechas infectadas se utilizan para alimento humano o el ganado, pueden provocar una enfermedad llamada ergotismo.
El cornezuelo, entre otros compuestos, contiene alcaloides del grupo ergolina, como la ergocristina, ergometrina, ergotamina y ergocriptina. Todas estas sustancias tienen un amplio espectro de acción en el cuerpo, incluidos efectos vasoconstrictores a nivel circulatorio o de neurotransmisión.
Un abrazo.
El cornezuelo, entre otros compuestos, contiene alcaloides del grupo ergolina, como la ergocristina, ergometrina, ergotamina y ergocriptina. Todas estas sustancias tienen un amplio espectro de acción en el cuerpo, incluidos efectos vasoconstrictores a nivel circulatorio o de neurotransmisión.
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Entre los científicos que estudiaron este hongo y sus derivados se encuentra Albert Hofmann, cuyos experimentos le encaminaron al descubrimiento de la LSD, un poderoso alucinógeno derivado del cornezuelo que afecta al sistema de la serotonina.
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El cornezuelo se utilizó para inducir abortos y detener las hemorragias uterinas tras el parto, pero en la actualidad se ha sustituido por sustancias sintéticas.
Se desarrolla en el ovario del centeno, y abunda en los años húmedos en campos descuidados de este cereal. Es frecuente en comarcas lluviosas de la Península Ibérica, sobre todo en Galicia y norte de Portugal, Tenerife, Mogador y sur de Rusia.
Un abrazo.
Se desarrolla en el ovario del centeno, y abunda en los años húmedos en campos descuidados de este cereal. Es frecuente en comarcas lluviosas de la Península Ibérica, sobre todo en Galicia y norte de Portugal, Tenerife, Mogador y sur de Rusia.
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Su aspecto del cornezuelo, recuerda el de pequeños clavillos, ligeramente curvados, de sección vagamente triangular y terminados en una esferilla a manera de cabeza de clavo, dan lugar a su nombre científico. Estas fructificaciones, que brotan de las espigas del centeno, alcanzan una longitud de 40 a 60 mm de longitud por unos 4 ó 5 mm de grueso, de color blanquecino al principio, que después se torna de color negro azulado.
Un abrazo.
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El cornezuelo es fuertemente venenoso por las sustancias tóxicas que contiene (ácidos ergotínico, y esfacélico, ecbolina o ergotinina, etc.), su presencia entre los granos molturados (molidos) de centeno puede producir importantes trastornos en la salud de quien lo ingiera. Usado en farmacopea, se conocen sus propiedades desde tiempos muy antiguos. Aunque los chinos lo empleaban en obstetricia, para contraer el útero y evitar las hemorragias en el postparto, no fue reconocido como droga en Europa hasta finales del siglo XVI, aunque no se utilizó científicamente hasta el siglo XVII.
Un abrazo.
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Entre las sustancias químicas que contiene el cornezuelo está el ácido lisérgico, precursor del potente alucinógeno conocido como LSD.
En la Edad Media, la ignorancia de sus propiedades tóxicas permitió que acompañara frecuentemente al grano de centeno empleado para hacer harina, provocando su consumo atroces y devastadoras enfermedades en la población.
Un abrazo.
En la Edad Media, la ignorancia de sus propiedades tóxicas permitió que acompañara frecuentemente al grano de centeno empleado para hacer harina, provocando su consumo atroces y devastadoras enfermedades en la población.
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