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DEZA: Muy a nuestro pesar, no queda más remedio que reconocer...

Nuestras tradiciones sorinas.

El abandono paulatino de las tradiciones sorianas se debe principalmente a la emigración ya que muchos de los habitantes de estas tierras se han visto incorporados de golpe, al salir del pueblo con lo que llamamos la cultura mediatizada, transnacional, antilocalista y alienadora de los modernos medios de comunicación, especialmente del cine y la televisión. Siempre valoramos más lo ajeno que lo propio. Se tiene más conocimiento hoy día de la historia y tradiciones de los indios americanos que la de nuestros ancestros celtíberos. Se baila a ritmo de pop, rock y heavy, mientras los pocos grupos folklóricos que van quedando de nuestra Soria se las ven y se las desean para mantener el número de sus componentes o simplemente de tener demanda para sus actuaciones en nuestros pueblos.
Toda la cultura tradicional secular ha desaparecido de Soria en la mitad del siglo pasado como queda patente al observar las decenas de ritos que ya no se llevan a cabo en nuestros pueblos. La emigración rural con el consiguiente descenso de la población especialmente de jóvenes y el incremento de la tercera edad, ha sido el determinante para que se hayan extinguido a marchas forzadas, quedando pequeñas muestras testimoniales, como por ejemplo los Sanjuanes de Soria (por ahora el único con buena salud), la Soldadesca de Iruecha, el Paso del Fuego y las Móndidas en San Pedro Manrique, Barrosa de Abejar y poco más.
Podemos decir sin lugar a dudas que estamos presenciando y asistiendo a la agonía de toda una cultura milenaria en muchísimos aspectos.

Un abrazo.

Muy a nuestro pesar, no queda más remedio que reconocer que, lamentablemente, el abuelo lleva razón en su análisis. Lo que aquí dice es cierto. Casi toda la cultura de raíz soriana ha desaparecido, o está a punto de desaparecer. ¿Inevitablemente? Aquí podría abrirse un debate muy amplio. Es evidente que la emigración, con la consiguiente despoblación y envejecimiento de los que aún resisten dentro de los límites provinciales, ha contribuído al abandono de un riquísimo tesoro cultural que poseía la tierra soriana. Pero también hay que admitir que, paralelamente, se ha producido un fenómeno de aculturación sufrido por los sorianos residentes y ausentes. En aras de una mal entendida modernidad, de una equivocada creencia de que nuestro acervo cultural acumulado durante siglos, nuestros usos y costumbres, en suma, pertenece a un mundo trasnochado y caduco, se ha procedido a abandonar como un lastre incómodo, incluso a renegar, de esta cultura tradicional en cuestión de sólo unas cuantas décadas. Hoy, las cuatro fiestas y ritos que perviven han perdido gran parte del sentido que poseían, convertidas en representaciones de cara a un turismo ávido de nuevas sensaciones, pero desconocedor del sentido profundo de lo que contempla. A no tardar, esta cultura milenaria quedará sepultada bajo una losa de silencio y olvido.