Qué habra sido de tanto pandero que había en Deza... Porque estoy seguro que teníamos uno en cada casa y por lo tanto alrededor de quinientos. Casi todos habrán ido rodando cuesta abajo arrollados por el rodillo del tiempo y quedarán muy pocos. Este de la fotografía lo conservaba mi padre para amasar yeso y cemento para los apaños que hacía por casa. A una nieta suya se le ocurrió limpiarlo y con un poco de paciencia lo dejó en el estano en que lo vemos, que es mismo que tuvo en sus buenos tiempos. Lo tenemos colgado en la casa del pueblo juntamente con otros elementos decorativos de aquella época para nosotros tan nostálgica. A mi me recuerda mucha a la madre caminando airosa con su pandero lleno de hogazas calentitas y aquel olor que impregnaba nuestro hogar de pan recién hecho, cuando ella llegaba...
Buen domingo y un abrazo.
Buen domingo y un abrazo.