La insoportable levedad del ser, es una novela filosófica del escritor checo Milan Kundera, publicada en 1984.
Ambientada en Praga en 1968, trata de un hombre y sus dudas existenciales en cuanto a las situaciones de pareja, tanto sexuales como amorosas. El libro relata escenas de la vida cotidiana, pero trazadas con un hondo sentido trascendental. Sobre un tema abstracto y milenario, el de la inutilidad de la existencia y la necesidad o no del eterno retorno de los momentos para dotar a la vida de sentido. La obra se puede analizar en cuanto a varios factores, el factor histórico-político, el factor filosófico, psicológico, artístico, y el factor que relata las acciones de los personajes, sin duda una de las mejores obras representativas de la crítica comunista en Europa del Este.
Aunque fuera de contexto geográfico y temporal, este título me sirve para retratar la tragedia que ha llevado a Haití (concretamente Puerto Príncipe) al más absoluto desastre. Una vez más las realidades nos hacen poner los pies en la tierra y nos despiertan con sobresalto del mundo ilusorio que la sociedad de consumo nos recrea a diario. ¿Tiene sentido la vida? ¿Reconocemos al Dios misericordioso? Preguntas sin respuesta para mí.
Un abrazo, amigos de Deza
Ambientada en Praga en 1968, trata de un hombre y sus dudas existenciales en cuanto a las situaciones de pareja, tanto sexuales como amorosas. El libro relata escenas de la vida cotidiana, pero trazadas con un hondo sentido trascendental. Sobre un tema abstracto y milenario, el de la inutilidad de la existencia y la necesidad o no del eterno retorno de los momentos para dotar a la vida de sentido. La obra se puede analizar en cuanto a varios factores, el factor histórico-político, el factor filosófico, psicológico, artístico, y el factor que relata las acciones de los personajes, sin duda una de las mejores obras representativas de la crítica comunista en Europa del Este.
Aunque fuera de contexto geográfico y temporal, este título me sirve para retratar la tragedia que ha llevado a Haití (concretamente Puerto Príncipe) al más absoluto desastre. Una vez más las realidades nos hacen poner los pies en la tierra y nos despiertan con sobresalto del mundo ilusorio que la sociedad de consumo nos recrea a diario. ¿Tiene sentido la vida? ¿Reconocemos al Dios misericordioso? Preguntas sin respuesta para mí.
Un abrazo, amigos de Deza