Para despedirme de las ratas os voy a contar la leyendo del flautista de Hamelin. El flautista de Hamelín es una fábula o leyenda, documentada por los Hermanos Grimm (cuyo nombre original es Der Rattenfänger von Hameln, que se traduciría como El Cazador de Ratas de Hamelín), que cuenta la historia de una misteriosa desgracia acaecida en la ciudad de Hamelín, Alemania, el 26 de junio de 1284.
Un abrazo.
Un abrazo.
En 1284 la ciudad de Hamelín estaba infectada de ratas. Un buen día apareció un desconocido que ofreció sus servicios a los habitantes del pueblo. A cambio de una recompensa él les libraría de todas las ratas, a lo que los aldeanos se comprometieron. Entonces el desconocido flautista empezó a tocar su flauta, y todas las ratas salieron de sus cubiles y agujeros y empezaron a caminar hacia donde la música sonaba. Una vez que todas las ratas estuvieron reunidas en torno al flautista, éste empezó a caminar y todas las ratas le siguieron al son de la música. El flautista se dirigió hacia el río Weser y las ratas, que iban tras él, perecieron ahogadas.
Un abrazo.
Un abrazo.
Cumplida su misión, el hombre se volvió al pueblo a reclamar su recompensa; pero los aldeanos se negaron a pagarle. El cazador de ratas, muy enfadado, abandonaría el pueblo para volver poco después, el 26 de junio, en busca de venganza.
Mientras los habitantes del pueblo estaban en la iglesia, el hombre volvió tocando con la flauta su extraña música. Esta vez fueron los niños, ciento treinta niños y niñas, los que le siguieron al compás de la música, y abandonando el pueblo los llevó hasta una cueva. Nunca más se les volvió a ver.
Un abrazo.
Mientras los habitantes del pueblo estaban en la iglesia, el hombre volvió tocando con la flauta su extraña música. Esta vez fueron los niños, ciento treinta niños y niñas, los que le siguieron al compás de la música, y abandonando el pueblo los llevó hasta una cueva. Nunca más se les volvió a ver.
Un abrazo.
Algunas versiones hablan de que dos niños se quedaron retrasados y no entraron en la cueva. Ellos serían quienes avisaron a los aldeanos de lo que había ocurrido. Uno de los niños era ciego y no podía indicar el lugar donde sus compañeros habían desaparecido. El otro era cojo y tampoco pudo ver nada porque se había quedado demasiado retrasado. Otras versiones hablan solamente del niño cojo.
Versiones más modernas se apartan de las tradicionales y cuentan que el flautista devolvió a los niños a cambio de recibir la recompensa prometida multiplicada varias veces.
Un abrazo.
Versiones más modernas se apartan de las tradicionales y cuentan que el flautista devolvió a los niños a cambio de recibir la recompensa prometida multiplicada varias veces.
Un abrazo.
Y colorín colardo, lo de las ratas se ha acabado. Podría seguir un buen rato todavía contando historias verídicas de ratas, sucesos interesantes; pero lo dejaremos para más adelante, Hasta otra rata, digo rato, amigos.
Un abrazo
Un abrazo