Las personas depresivas o desanimadas suelen percibir la realidad a través de unos filtros que llamamos "distorsiones cognitivas". Si nuestra percepción de la realidad está distorsionada, también nuestras emociones resultarán distorsionadas: serán exageradas o inadecuadas. Algunas "distorsiones cognitivas" comunes son las siguientes:· Filtro mental. Escoger un solo detalle negativo de las situaciones y fijarse exclusivamente en él, de modo que la visión de toda la realidad se oscurece.· Descalificación de las experiencias positivas. Rechazar las experiencias positivas insistiendo en que "no cuentan", por una u otra razón. Lo positivo tiende a convertirse en neutro o negativo, como los elogios o los éxitos.· Error de adivinar el futuro. Prever que las cosas saldrán mal y estar convencido de que será así. Estas pueden ser algunas de las “distorsiones cognitivas”, pero no las únicas y tampoco sus causas. Cuando ante una realidad existen diversas interpretaciones, podemos pensar que se hace interesadamente; pero en ocasiones la mente nos juega malas pasadas y “vemos” sólo aquello que nos interesa, sin que medie la intención de hacerlo. Así pueden entenderse las distintas ideas políticas o religiosas e incluso la percepción de la vida en general: Con optimismo, con pesimismo, de forma equilibrada o absolutamente anárquica. Esperemos que inventen gafas correctoras, o mejor, que armonicen nuestro cerebro, mientras debemos ser humildes y no pensar que somos nosotros, precisamente nosotros, los que percibimos la realidad.
Un abrazo, amigos de Deza
Un abrazo, amigos de Deza
Razonable y razonado, José-Luis. A veces, aunque no se refiera a lo mismo que comentas, existen términos como la extrapolación, y ésta puede ser interesada para la persona que la hace -hablaríamos más exactamente de manipulación- o lo que conocemos como verdades a medias.
No obstante, en lo de tachar de optimismo-pesimismo hay que ser muy cauto y prudente, por el carácter subjetivo que tiene; al fin y al cabo se ha dicho, con cierta retranca, que un pesimista es un optimista bien informado.
No obstante, en lo de tachar de optimismo-pesimismo hay que ser muy cauto y prudente, por el carácter subjetivo que tiene; al fin y al cabo se ha dicho, con cierta retranca, que un pesimista es un optimista bien informado.