Deza en el mes de agosto está a rebosar de gentes que han venido a pasar sus vacaciones y de otros muchos jubilados que han regresado a pasar el
verano en sus casitas del
pueblo.
En la
comida de hermandad, que se suele celebrar a mediados de agosto, solemos juntarnos más de doscientas personas mayores. Entre todos ellos no hay ni dos que posean ordenador. En todo caso hay alguno que dice que su nieto le ha enseñado algo en Internet y se ha enterado de lo que dicen de Deza. Algunos hasta incluso
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