En mi última participación traté del humor aragonés apuntando, quizás con exageración, algunas de las expresiones antiguas, porque actualmente los aragoneses son tan cultos o quizás más que otros pueblos. Dije que trataría acerca de la palabra “somarda”, que, aunque no aparezca en el diccionario, no sea de uso común y muchas personas no la hayan escuchado, en Aragón y en Deza tiene el mismo significado.
El somarda no pretende ser humorista, ni bromista ni divertido. Normalmente es un tipo serio, en algunas ocasiones huraño e incluso reservado y poco hablador pero que, de vez en cuando, se deja caer sorprendiendo a quienes le escuchan, aunque muchas veces “se le ve venir” con salidas de “pata de banco” o “mazadas”, como les llaman en otros lugares.
Recuerdo que en Deza se reunían los ancianos, y los que no trabajaban, en los mentideros del “Onsal” bajo los olmizos del Salomón, en la Plaza, en el Barrioelolmo o en cualquier otro lugar, a la sombra en verano y al abrigo en invierno, donde montaban sus corros comentando animadamente sus recuerdos pretéritos o su versión de los temas actuales. Muchos recordamos a alguno de ellos, dogmáticos y sentenciosos. Aunque no sean precisamente personajes de nuestro pueblo, comenzaré con algunos ejemplos, para que se entienda de qué estoy hablando:
El somarda no pretende ser humorista, ni bromista ni divertido. Normalmente es un tipo serio, en algunas ocasiones huraño e incluso reservado y poco hablador pero que, de vez en cuando, se deja caer sorprendiendo a quienes le escuchan, aunque muchas veces “se le ve venir” con salidas de “pata de banco” o “mazadas”, como les llaman en otros lugares.
Recuerdo que en Deza se reunían los ancianos, y los que no trabajaban, en los mentideros del “Onsal” bajo los olmizos del Salomón, en la Plaza, en el Barrioelolmo o en cualquier otro lugar, a la sombra en verano y al abrigo en invierno, donde montaban sus corros comentando animadamente sus recuerdos pretéritos o su versión de los temas actuales. Muchos recordamos a alguno de ellos, dogmáticos y sentenciosos. Aunque no sean precisamente personajes de nuestro pueblo, comenzaré con algunos ejemplos, para que se entienda de qué estoy hablando: