Una reflexión.
Cada uno de nosotros somos hijos de una época y de un lugar, obviamente. Y estas dos coordenadas de tiempo y espacio han contribuido a conformar lo que somos, el nosotros y nuestras circunstancias, que diría Ortega y Gasset. Los que aquí participamos dejamos la niñez hace tiempo y puede que muchos incluso la juventud. Contamos, por tanto, con la ventaja de la experiencia, de la perspectiva, de poder comparar, por haberlo vivido, estos tiempos con otros ya pasados. Y no se trata de hacer las llamadas comparaciones odiosas, ni de caer en la simplicidad de creer que tiempos pasados, por el hecho de serlos, fuesen mejores.
Esta larga disquisición viene a cuento de algunos comentarios que venimos haciendo algunos de los "foreros" de Deza y que, tras una lectura apresurada por parte de algún despistado, podría inducir al error de que se está ante unos nostálgicos de otros tiempos. Y no hablo en nombre de nadie porque no me corresponde y porque, por otra parte, los comentarios del abuelo, pefeval, dezano o quien suscribe -y perdonad por tomarme la licencia de señalar- tienen los suficientes matices como para diferenciar las opiniones y los puntos de vista. No estamos clonados, evidentemente. Cuando hablamos -insisto en que no soy portavoz de un grupo monolítico que no existe- por ejemplo, de que hoy se está perdiendo un rico patrimonio propio de léxico, tradiciones...; de que los pequeños no juegan apenas, de que prueban poco la fruta y abusan de los dulces industriales, de los problemas que tiene el sistema educativo, etc, no hacemos otra cosa que constatar, con más o menos acierto lo que está ahí, nos guste o no. Y criticar cosas que se pueden mejorar no significa, forzosamente, que lo de antes fuese siempre mejor. Hoy se tienen más medios, pero haría falta echar de vez en cuando la vista atrás para valorar lo que tenemos... y lo que perdimos. Y esta perspectiva no está al alcance de todos, claro. Y a uno que no le gustaban algunas cosas de antes, tampoco le gustan otras de ahora y quisiera que cambiasen o mejorasen. Para eso nos tomamos el derecho a opinar. (Yo sé por qué hago esta reflexión... que no tiene que ver con nadie de los que por aquí andáis, que conste. Alguien que nos lee, ha confundido las témporas... y podía mejor haberlo dicho aquí)
Un saludo.
Cada uno de nosotros somos hijos de una época y de un lugar, obviamente. Y estas dos coordenadas de tiempo y espacio han contribuido a conformar lo que somos, el nosotros y nuestras circunstancias, que diría Ortega y Gasset. Los que aquí participamos dejamos la niñez hace tiempo y puede que muchos incluso la juventud. Contamos, por tanto, con la ventaja de la experiencia, de la perspectiva, de poder comparar, por haberlo vivido, estos tiempos con otros ya pasados. Y no se trata de hacer las llamadas comparaciones odiosas, ni de caer en la simplicidad de creer que tiempos pasados, por el hecho de serlos, fuesen mejores.
Esta larga disquisición viene a cuento de algunos comentarios que venimos haciendo algunos de los "foreros" de Deza y que, tras una lectura apresurada por parte de algún despistado, podría inducir al error de que se está ante unos nostálgicos de otros tiempos. Y no hablo en nombre de nadie porque no me corresponde y porque, por otra parte, los comentarios del abuelo, pefeval, dezano o quien suscribe -y perdonad por tomarme la licencia de señalar- tienen los suficientes matices como para diferenciar las opiniones y los puntos de vista. No estamos clonados, evidentemente. Cuando hablamos -insisto en que no soy portavoz de un grupo monolítico que no existe- por ejemplo, de que hoy se está perdiendo un rico patrimonio propio de léxico, tradiciones...; de que los pequeños no juegan apenas, de que prueban poco la fruta y abusan de los dulces industriales, de los problemas que tiene el sistema educativo, etc, no hacemos otra cosa que constatar, con más o menos acierto lo que está ahí, nos guste o no. Y criticar cosas que se pueden mejorar no significa, forzosamente, que lo de antes fuese siempre mejor. Hoy se tienen más medios, pero haría falta echar de vez en cuando la vista atrás para valorar lo que tenemos... y lo que perdimos. Y esta perspectiva no está al alcance de todos, claro. Y a uno que no le gustaban algunas cosas de antes, tampoco le gustan otras de ahora y quisiera que cambiasen o mejorasen. Para eso nos tomamos el derecho a opinar. (Yo sé por qué hago esta reflexión... que no tiene que ver con nadie de los que por aquí andáis, que conste. Alguien que nos lee, ha confundido las témporas... y podía mejor haberlo dicho aquí)
Un saludo.