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Muchos son los motivos que, a pesar de pertenecer a distinta provincia, unen a Deza con Cetina: varios dezanos encontraron allí su “media naranja”, la proximidad geográfica, su término que nos une a la carretera Nacional II que es enlace entre Madrid y Barcelona, y allí deja sus aguas el Henar en su desembocadura, vertiéndolas al Jalón, aunque es cierto que los cetineros llamaban a nuestro río el “regacho” o, como dice el abuelo en uno de sus libros, el “arroyo”. La verdad es que, en el estío, apenas llevaba caudal porque era muy aprovechada su cuenca, desde Peñalcazar donde nace, hasta la Casa de la Vega, para regar sus ubérrimas vegas gracias a los azudes construidos en su cauce.
A esta bonita y acogedora villa acudí a las “Quevedianas”, unas fiestas que celebran el primer fin de semana de Agosto conmemorando las amonestaciones de Quevedo, sus esponsales con la Señora de Cetina Doña María de Mendoza, y su escapada hacia la Corte. Además soy un modesto colaborador de “La Careta”, una bonita y bien enmaquetada revista que trata de diversos temas, todos ellos muy interesantes, así como en la portada de su web donde figura un soneto mío que tuvieron la deferencia de insertar.
A esta bonita y acogedora villa acudí a las “Quevedianas”, unas fiestas que celebran el primer fin de semana de Agosto conmemorando las amonestaciones de Quevedo, sus esponsales con la Señora de Cetina Doña María de Mendoza, y su escapada hacia la Corte. Además soy un modesto colaborador de “La Careta”, una bonita y bien enmaquetada revista que trata de diversos temas, todos ellos muy interesantes, así como en la portada de su web donde figura un soneto mío que tuvieron la deferencia de insertar.