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DEZA: Hoy, dejando al margen los tristes temas de la actualidad,...

Hoy, dejando al margen los tristes temas de la actualidad, vuelvo de nuevo a los recuerdos de mi niñez en el pueblo, a aquellos recuerdos que casi pertenecen a la etnología: costumbres y palabras en desuso que ya no se escuchan y que, poco a poco, terminarán por desaparecer.
Hace unos días, el abuelo mencionaba en este foro dos palabras que me hicieron recordar: la dula y la bicera. La dula yo ya no la he conocido, pero la bicera es uno de los recuerdos que todavía conservo. Para documentarme al respecto, he buscado en el drae el significado de la palabra dula y está definido: “sitio donde se echan a pastar los ganados de un pueblo;, no es así con la palabra bicera que no la encontré ni en el mencionado diccionario, ni en el viejo Espasa, ni el en Larouse, ni en Wikipedia, sin embargo la gran enciclopedia aragonesa define a la bicera como “rebaño comunal, constituido por todos o parte de los rebaños ovino o caprinos de un pueblo o municipio”. Pues bien, yo también recuerdo esta costumbre e incluso a algunos de los pastores que eran contratados para apacentarlas. Todos los años, el administrador de la bicera, que durante un tiempo le correspondió a mi padre, contrataba al pastor que se haría cargo de la misma, estipulándole la cuota que debería aportar cada vecino por cabra- en aquellos tiempos eran cinco o seis pesetas mensuales-. El primer pastor que conocí fue el tío Benigno. En alguna ocasión he acompañado a su hijo, mi buen amigo Emiliano, recorriendo las calles del pueblo para avisar a la gente, observando admirado cómo hacía sonar una caracola, a la que yo nunca conseguí arrancar sonido alguno. Otro de los pastores fue Aniceto, y el último el tío Pascual.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Me escribe un gran amigo dezano, señalándome un error cometido en esta participación mía acerca de la bicera. Donde digo que el tío Benigno fue el primer cabrero que conocí, no fue tal, sino Francisco su cuñado, hijo de la tía Florentina que vivía donde comienza la Cuesta de la Parra.
Un abrazo, amigo, y gracias por la rectificación.