En el Foro de Soria, el amigo Félix, muy aficionado a poner frases populares, ha solicitado información sobre la siguiente frase:
P'al caso... de Tauste.
Antiguamente, se escribían cuentos cortos que se publicaban en periodicos, hojas, librillos, etc... Y si esos cuentos alcanzaban éxito, igual que hoy quedan inmortalizadas frases de Chiquito de la Calzada, entonces quedaba para la historia una frase de dicho cuento. "Chufla, chufla, que como no te apartes tu"; "a Zaragoza o al charco.....".
Uno de esos cuentos trató del tio Mocho, y esta es su historia:
! 365 días había esperado el tío Mocho!. Pero por fín, ahí estaba, en la plaza de toros de Zaragoza en plenas fiestas del Pilar. No había sido fácil conseguir una entrada, pero el tío Mocho era de Tauste y lo logró. Dos horas faltaban para que empezara la corrida, y ya la plaza estaba llena. Siguiendo un calculado plan estratégico de empentones y codazos, el tío Mocho ha ido a caer en primera fila de tendido, tras un señorito a quién hace victima de sus entusiasmos. El señorito ya ha protestado varias veces, y esto le sirve al tío Mocho para entablar relación:
- Y usté, ¿de que tierra es?...! si se pué saber! - acaba por preguntarle-.
- ¿Yo?. De Pamplona
-! Reconcho! Pues cuasi, cuasi paisanos. Yo soy de Tauste, y de Tauste al mojón de Navarra, pues hay... unos pasicos, como quién dice.
Y comienza la corrida. Tras el paseillo sale el primer toro bravo, arremete contra el picador, picador y caballo ruedan por el suelo, el picador corre peligro inminente, un monosabio arroja su boina al toro, éste se distrae y, finalmente, el picador es rescatado. El tío Mocho se rompe las manos aplaudiendo y lamenta no tener puros para arrojarle al valiente monosabio.
-! Amigo! - dice el señorito de Pamplona-! me parece que se entusiasma Vd. demasiado!
-! Calle usté, hombre, calle usté!.! Pues no m'hi de entusiasmar, si ese mozo es de al lado de mi pueblo!...
Tras el tercer toro hay un descanso. Al ir a reanudarse la corrida, el pamplones se fija en una hermosisíma mujer que ocupa un palco.
- Es guapa ¿eh? -salta al punto el tio Mocho- Pues miusté: a esa... a esa cuasi la hi visto yo nacer.
Y ya sale el cuarto toro. Los picadores, malísimos, sólo se ganan abucheos. Al fin sale un picador flaco y mal trajeado: es el "reserva" que, ante el asombro del público, pone unos puyazos como los propios ángeles. Y con ellos viene el delirio; el tío Mocho aplaude a rabiar y, en el colmo del entusiasmo, grita:! Viva Tauste!
- ¿Y a que viene ahora ese viva? -pregunta el señorito.
- Pues viene -replica el baturro- a que ese picador... es de mi pueblo.
-! Pero, hombre! - objeta el pamplonés-, si en Tauste no habrá visto el infeliz una corrida de toros, ¿cuando y como ha aprendido a torear?.
- Pues... en las uvas -contesta tranquilamente el tío Mocho-.
Y así se llega al sexto toro de la tarde, que pilla al torero Lagartijo descuidado. El torero comienza a correr, pero el toro le va ganando terreno. A punto estaba el animal de ensartarlo cuando Lagartijo, con increible intuición, se agacha, y el bicho, con la velocidad adquirida, salta al callejón. La ovación es colosal. El tío Mocho aplaude delirante, loco. Es la hazaña más grande que Lagartijo ha realizado en su vida torera.
Cuando se han calmado un poco los entusiasmos del público, el señorito se vuelve al baturro y, con sorna y señalando a Lagartijo, le dice:
- Oiga usted, amigo, ¿también ese es de su tierra?. El tío Mocho se queda un instante perplejo, pero al instante contesta:
-! Hombre! Todos semos hijos de Dios... Conque p'al caso... de Tauste.
(Información extraída de un señor de Tauste)
Un abrazo
P'al caso... de Tauste.
Antiguamente, se escribían cuentos cortos que se publicaban en periodicos, hojas, librillos, etc... Y si esos cuentos alcanzaban éxito, igual que hoy quedan inmortalizadas frases de Chiquito de la Calzada, entonces quedaba para la historia una frase de dicho cuento. "Chufla, chufla, que como no te apartes tu"; "a Zaragoza o al charco.....".
Uno de esos cuentos trató del tio Mocho, y esta es su historia:
! 365 días había esperado el tío Mocho!. Pero por fín, ahí estaba, en la plaza de toros de Zaragoza en plenas fiestas del Pilar. No había sido fácil conseguir una entrada, pero el tío Mocho era de Tauste y lo logró. Dos horas faltaban para que empezara la corrida, y ya la plaza estaba llena. Siguiendo un calculado plan estratégico de empentones y codazos, el tío Mocho ha ido a caer en primera fila de tendido, tras un señorito a quién hace victima de sus entusiasmos. El señorito ya ha protestado varias veces, y esto le sirve al tío Mocho para entablar relación:
- Y usté, ¿de que tierra es?...! si se pué saber! - acaba por preguntarle-.
- ¿Yo?. De Pamplona
-! Reconcho! Pues cuasi, cuasi paisanos. Yo soy de Tauste, y de Tauste al mojón de Navarra, pues hay... unos pasicos, como quién dice.
Y comienza la corrida. Tras el paseillo sale el primer toro bravo, arremete contra el picador, picador y caballo ruedan por el suelo, el picador corre peligro inminente, un monosabio arroja su boina al toro, éste se distrae y, finalmente, el picador es rescatado. El tío Mocho se rompe las manos aplaudiendo y lamenta no tener puros para arrojarle al valiente monosabio.
-! Amigo! - dice el señorito de Pamplona-! me parece que se entusiasma Vd. demasiado!
-! Calle usté, hombre, calle usté!.! Pues no m'hi de entusiasmar, si ese mozo es de al lado de mi pueblo!...
Tras el tercer toro hay un descanso. Al ir a reanudarse la corrida, el pamplones se fija en una hermosisíma mujer que ocupa un palco.
- Es guapa ¿eh? -salta al punto el tio Mocho- Pues miusté: a esa... a esa cuasi la hi visto yo nacer.
Y ya sale el cuarto toro. Los picadores, malísimos, sólo se ganan abucheos. Al fin sale un picador flaco y mal trajeado: es el "reserva" que, ante el asombro del público, pone unos puyazos como los propios ángeles. Y con ellos viene el delirio; el tío Mocho aplaude a rabiar y, en el colmo del entusiasmo, grita:! Viva Tauste!
- ¿Y a que viene ahora ese viva? -pregunta el señorito.
- Pues viene -replica el baturro- a que ese picador... es de mi pueblo.
-! Pero, hombre! - objeta el pamplonés-, si en Tauste no habrá visto el infeliz una corrida de toros, ¿cuando y como ha aprendido a torear?.
- Pues... en las uvas -contesta tranquilamente el tío Mocho-.
Y así se llega al sexto toro de la tarde, que pilla al torero Lagartijo descuidado. El torero comienza a correr, pero el toro le va ganando terreno. A punto estaba el animal de ensartarlo cuando Lagartijo, con increible intuición, se agacha, y el bicho, con la velocidad adquirida, salta al callejón. La ovación es colosal. El tío Mocho aplaude delirante, loco. Es la hazaña más grande que Lagartijo ha realizado en su vida torera.
Cuando se han calmado un poco los entusiasmos del público, el señorito se vuelve al baturro y, con sorna y señalando a Lagartijo, le dice:
- Oiga usted, amigo, ¿también ese es de su tierra?. El tío Mocho se queda un instante perplejo, pero al instante contesta:
-! Hombre! Todos semos hijos de Dios... Conque p'al caso... de Tauste.
(Información extraída de un señor de Tauste)
Un abrazo