Tres son las actividades que nos ayudan a una buena conversión en este mes de marzo: La oración, el ayuno y la limosna.
En cuanto a la primera se recomienda estar alerta, pues cuando el diablo reza, engañar quiere, y tener un poco de paciencia, ya que Dios suele hacerse el sordo, pero bien que lo oye todo. Además, debe ser sincera y breve, pues quien mucho reza, poco ofrece; por eso, oración devota y corta, es lo que más importa. La oración, sin embargo, conviene en su tiempo, pues todo en esta vida, quiere orden y medida; de ahí que Vísperas de noche y Maitines de día, no placen a Dios ni a Santa María.
La oración, además, tiene que ser generosa, pues quien por su enemigo ruega, al cielo llega; o, lo que es lo mismo: Quien reza por sus enemigos, tiene a Dios por buen amigo.
Un abrazo.
En cuanto a la primera se recomienda estar alerta, pues cuando el diablo reza, engañar quiere, y tener un poco de paciencia, ya que Dios suele hacerse el sordo, pero bien que lo oye todo. Además, debe ser sincera y breve, pues quien mucho reza, poco ofrece; por eso, oración devota y corta, es lo que más importa. La oración, sin embargo, conviene en su tiempo, pues todo en esta vida, quiere orden y medida; de ahí que Vísperas de noche y Maitines de día, no placen a Dios ni a Santa María.
La oración, además, tiene que ser generosa, pues quien por su enemigo ruega, al cielo llega; o, lo que es lo mismo: Quien reza por sus enemigos, tiene a Dios por buen amigo.
Un abrazo.
Por lo que se refiere al ayuno, aunque esté más de moda el estético -o de adelgazamiento- que el religioso, sin embargo nos puede ayudar al cambio, por eso a fuerza de ayunos, llegan las Pascuas.
La sobriedad en el comer siempre se ha recomendado como saludable, de ahí que por la opulenta cocina, entra en casa la ruina.
El asociar el ayuno con la abstinencia ha llegado a ensalzar la comida vegetal a costa de la carne -comer verdura es cordura; o también: Las espinacas, comidas a sacas-, aunque a veces se haga de forma irónica. Así, perdices todos los días, a quién no cansarían; o, todos los días gallina, amarga la cocina. Aunque tampoco hay que pasarse, ya que olla todos los días, a un santo cansaría.
Un abrazo.
La sobriedad en el comer siempre se ha recomendado como saludable, de ahí que por la opulenta cocina, entra en casa la ruina.
El asociar el ayuno con la abstinencia ha llegado a ensalzar la comida vegetal a costa de la carne -comer verdura es cordura; o también: Las espinacas, comidas a sacas-, aunque a veces se haga de forma irónica. Así, perdices todos los días, a quién no cansarían; o, todos los días gallina, amarga la cocina. Aunque tampoco hay que pasarse, ya que olla todos los días, a un santo cansaría.
Un abrazo.
Otra cosa es el ayuno de los pobres, pues quien sólo tiene queso ¿Qué ha de comer sino eso? Ya que una morcilla cada día, caro saldría. El pobre no puede elegir, por eso tiene que comer rabanillos con pan por no haber faisán; de ahí que suela decir: Cuando no hay jamón y lomo, de todo como; además, si te dan lentejas ¿de qué te quejas?
El ayuno, además de ser un motivo de vigilancia de la propia persona, tiene una dimensión solidaria, pues quien tiene la barriga llena, por quien la tiene vacía no siente pena; además, no con palabras, sino con migas, llenan las barrigas.
La limosna es un gesto compasivo; por eso, quien tiene misericordia, segura tiene la gloria, o también: quien da, a la gloria va, pues quien al pobre cierra la puerta, la del cielo no hallará abierta.
El dar limosna, nunca mengua la bolsa sino que nos enriquece, pues socorrer al pordiosero, es prestar a Dios dinero. En la limosna no puede uno actuar de forma egoísta, y porque llevártelo no pudiste, al morir lo diste. Si nos quedamos en la simple retórica -Por ofrecer, nadie llegó a empobrecer- se nos podía aplicar aquello de ¿Qué cuidado tiene Judas de los Pobres? Si la Cuaresma es una preparación para vivir mejor el Evangelio, el ser benéfico es semejar a Dios.
Un abrazo.
El ayuno, además de ser un motivo de vigilancia de la propia persona, tiene una dimensión solidaria, pues quien tiene la barriga llena, por quien la tiene vacía no siente pena; además, no con palabras, sino con migas, llenan las barrigas.
La limosna es un gesto compasivo; por eso, quien tiene misericordia, segura tiene la gloria, o también: quien da, a la gloria va, pues quien al pobre cierra la puerta, la del cielo no hallará abierta.
El dar limosna, nunca mengua la bolsa sino que nos enriquece, pues socorrer al pordiosero, es prestar a Dios dinero. En la limosna no puede uno actuar de forma egoísta, y porque llevártelo no pudiste, al morir lo diste. Si nos quedamos en la simple retórica -Por ofrecer, nadie llegó a empobrecer- se nos podía aplicar aquello de ¿Qué cuidado tiene Judas de los Pobres? Si la Cuaresma es una preparación para vivir mejor el Evangelio, el ser benéfico es semejar a Dios.
Un abrazo.