DEZA: A principios de la primavera y cuando ya nuestros insectos...

Vamos a catar.

Hay un refrán que dice que para el 5 de marzo hay que catar y que si no lo haces el cinco lo hagas el séis.
Pues bien; Yo recuerdo aquellos años en que toda la familia, mi familia en concreto y al completo, nos juntábamos en el entorno del colmenar de la abuela para efectuar la cata. El colmenar aún perdura y está en el barranco de Val de Hurtado, allá abajo, encima de La Vega Bajera, cerca de Los Ojos y es como una casilla. Estas casillas están divididas en compartimentos llamados hornos. Cada uno de ellos comunica al exterior mediante una abertura que se llamaba piquera por donde las abejas entran y salen. Por el otro lado hay una puerta de acceso a los panales. Cada horno a su vez está regentado por una reina. Es como si dijéramos una comunidad autónoma dentro del colmenar. La colmena, en cambio, es una unidad independiente, que se puede trasladar de un lugar a otro a voluntad y conveniencia del apicultor. El colmenar estará fijo para siempre.

Un abrazo.

En Deza hay muchos colmenares y colmenas esparcidos por los cerros de su término, especialmente en zonas que no se trabajan y en donde se crían diferentes plantas silvestres, como por ejemplo, el romero, el espliego, la aliaga y el tomillo, amén de flores de toda clase de frutales y de arbustos que suelen ser las que dan sabor a las mieles que se cogen en diferentes franjas, habiendo infinidad de sabores y hasta de colores. Hay mieles que van del blanco al muy oscuro pasando por una gama de rubios muy bonitos. Es una maravilla lo que pueden hacer esos bichitos tan pequeños y tan bien organizados, que son las abejas.

Un abrazo.

A principios de la primavera y cuando ya nuestros insectos pueden volar y encontrar comida abundante, cuando ya el invierno ha despertado de su letargo y todo está lleno de flores, el catador de oficio, decidiría el día en el cual haríamos la cata.

Un abrazo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Los mayores prepararían los recipientes para transportar la miel y las viandas para la merienda campestre que celebraríamos al aire libre, siempre un poco alejados de las abejas pues al quitarles su tesoro y su comida, suelen estar muy enfadadas y pican como demonios. Se alborotan y con razón.

Un abrazo.