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DEZA: "En Castilla, nadie es más que nadie". ...

"En Castilla, nadie es más que nadie".
En alguna que otra ocasión he traído por aquí esta expresión castellana en el sentido con el que, creo, se ideó y la entendemos: la dignidad de la persona como principio en el que se fundamenta esa igualdad. Pero mira por donde, da la casualidad de que el otro día, leyendo a un autor que supongo no castellano -o que interpretaba este adagio con otro sentido-, venía a criticar a quienes sostienen este principio como oponentes de las personas emprendedoras. (?) Y pasaba a criticar el igualitarismo como fuente de muchos males. Sinceramente, este autor debió confundir las témporas con el culo. Creo que nadie, castellano o no, que conozca el sentido profundo de este aforismo, reniegue de la singularidad de las personas. Ya sabemos que cada uno es cada uno (valga la tautología) y que... a todo hay quien gane. Lo que no invalida esta hermosa sentencia. Puede que nuestros antepasados también lo utilizasen en el sentido de que todos los humanos somos iguales a los ojos de Dios. Lo cierto es que el propio Machado sí lo entendió y sabía que lo había comentado en alguna ocasión, aunque no la recordaba con exactitud. (La memoria va pasando factura.) Rebuscando, encuentro lo que copio literal. Como cito, una vez más, la fuente, nadie me puede acusar de "fusilar" nada:

En el discurso pronunciado en la sesión de clausura del II Congreso Internacional de Escritores, Antonio Machado insiste en los temas de 1934-36:
"Entre nosotros, españoles, nada señoritos por naturaleza, el señoritismo es una enfermedad epidérmica, cuyo origen puede encontrarse, acaso, en la educación jesuítica, profundamente anticristiana y –digámoslo con orgullo– perfectamente antiespañola. Porque el señoritismo lleva implícita una estimativa errónea y servil, que antepone los hechos sociales más de superficie –signos de clase, hábitos e indumentos– a los valores propiamente dichos, religiosos y humanos. El señoritismo ignora, se complace en ignorar –jesuíticamente– la insuperable dignidad del hombre. El pueblo, en cambio, la conoce y la afirma, en ella tiene su cimiento más firme la ética popular. «Nadie es más que nadie» reza un adagio de Castilla. ¡Expresión perfecta de modestia y de orgullo! Sí, «nadie es más que nadie» porque a nadie le es dado aventajarse a todos, pues a todo hay quien gane, en circunstancias de lugar y tiempo. «Nadie es más que nadie», porque –y éste es el más hondo sentido de la frase–, por mucho que valga un hombre, nunca tendrá valor más alto que el valor de ser hombre. Así habla Castilla, un pueblo de señores, que siempre ha despreciado al señorito.
[Hora de España, n.º VIII, agosto 1937].

Y añado, ¿seguimos hablando así en Castilla? ¿Qué conocen nuestros bachilleres de esto? ¿Interesa, de verdad, que lo conozcan?