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DEZA: Hoy recorrerán las calles de Deza, los Santos de la...

Hoy recorrerán las calles de Deza, los Santos de la Soledad y se quedarán por 13 días en la iglesia parroquial. Harán el viaje a hombros de no se sabe quien. Me lo decía una persona mayor:"Si no adelantáis las vacaciones de Semana Santa, los que vivís fuera, no sabemos quien va a traer los Santos a la iglesia puesto que no hay gente joven en el pueblo y los viejos no podremos traerlos" Creo que no será para tanto. En cambio para el retorno el día de Viernes Santo, hay una gran multitud que acompaña en la procesión de aquella noche, sus "Santos", camino de la ermita.

Una poesía en recuerdo.

La Ermita de la Soledad

En las afueras de Deza
y al final de la Solana
hay una ermita pequeña
pero bonita y galana.

La llamamos Soledad
es sencilla y sin adornos
de fuera no lo parece
pero dentro hay un tesoro.

Si pasaras por allí
de paseo o por trabajo
haz un alto en tu camino
y nunca pases de largo

Que si miras a través
de la penumbra borrosa
cuando se aclare la luz
verás a la Dolorosa

Una madre compungida
con el hijo muerto en brazos
que es el Cristo de la cruz
por nuestra causa inmolado.

A la derecha el desnudo
un pobre hombre atormentado
de llagas, llena su espalda
y con el cuello ensogado

La cabeza con espinas.
Un Cristo que está sentado
meditando, como un Dios
permite ser azotado.

Que su persona divina
fundida en su humanidad
haya caído tan bajo
y nadie tenga piedad.

Que lo muestren como reo
y diga, yo los perdono
más adelante, clavado…
siendo ahora el Ecce homo.

Que lleguen a compararlo
a un hombre que es un malvado
libren al facineroso
y El muera crucificado.

Que la turba enardecida
prefiera a un tal Barrabás
y que El no lo tenga en cuenta
a la hora de perdonar.

Después de rezar un poco
y meditar el misterio
gira tu vista a la izquierda
y contempla el Nazareno.

Con su sayo de morado
y su rostro ensangrentado….
¿Quién diría que es un Dios
que camina hacia el Calvario?

¡Mira su cara doliente
y la sangre que le cae
de la corona de espinas
poco a poco por su frente ¡

Esos ojos ya nublados
que son la luz de la luz
y que los tiene apagados
el hijo de Dios, Jesús.

Encorvado por el peso
de la afrenta y tus pecados
lo clavaran en la cruz
para morir desangrado.

Ha de apurar ese cáliz
tan amargo y tan cruel
que la hiel será un alivio
para apagar tanta sed.

Humilde como un cordero
extenderá pies y brazos
en ese duro madero
para expiar tus pecados.

Abandonado de Dios
cuando está ya moribundo
pedirá perdón al Padre
por la incomprensión del mundo

Y con un gran vozarrón
que se sentirá de lejos
proclamará el abandono
del Padre, en ese momento.

Y en tus manos encomienda
Dios mío su corazón
y hasta el último suspiro
es un suspiro de amor.

A los pies está su madre
la Virgen de la Piedad
Dolorosa, del Consuelo
también de la Caridad.

En Deza serás la Virgen
Virgen de la Soledad
aunque nunca estarás sola
siempre acompañada estás

Tienes al hijo a tu lado
y este pueblo que te adora
que te mima que te quiere
como a su madre Señora.

Que con extraños ropajes
y con enorme cariño
cubrían a tu Jesús
para preservar del frío.

De aquel hombre que con barba
decían que era tu niño
que no parecía muerto
parecía estar dormido.

Que te asea, que te viste
que con tus mejores galas
al hombro de buenos mozos
te pasea por sus calles y su plaza.

Y cuando llegue cuaresma
antes de Semana Santa
te mudaran a la iglesia
que también será tu casa.

¿Qué dezano, Madre, entonces
no rezará una plegaria
mirando tus lindos ojos
diciendo que estás tan guapa?

Que le cuides a sus hijos
que les busques un empleo
y que cubras con tu manto
a ese padre que está enfermo.

Que las lluvias para el campo
que es otro de sus desvelos
puedan regar los sembrados
para llenar los graneros….

Y no tengas que salir
por caminos polvorientos
acompañando a los santos
y a los cristos de otros pueblos

Que llaman de la concordia
por su corazón sincero
y por la fe que le tienen
a tu Hijo, el del Consuelo.

La noche del Viernes Santo
retornarás en silencio
con tu Hijo muerto, en brazos
entre cánticos y rezos

A tu ermita Soledad
que al abrigo de altos cerros
que al dezano que está fuera
le traen tantos recuerdos.

Las estrellas y luceros
en tus ojazos morenos
reflejaran esa noche
el amor que te tenemos

Y al ondear de ese velo
distintivo de tu duelo
desde lo alto de tu trono
bendecirás a este pueblo.

Y esas lágrimas que brillan
resbalando en tus mejillas
poco a poco irán cambiando
convirtiéndose en sonrisas

Porque el Domingo de Pascua
¡Al-leluia, resurrecsit cantaremos ¡
vuelve a estar entre nosotros
Tu Hijo, el que había muerto.

Un abrazo.