Hace unos días comenté en el foro el chascarrillo del aponderador de Tauste. Hoy voy a tratar brevemente otro que se cuenta de Ansó:
El pueblo de Ansó, en el Pirineo Aragonés al norte de Huesca, está bañado por el río Veral y limita con Navarra, Francia y la provincia de Zaragoza. Ansó es un pueblo de postal, idílico. Mantiene una arquitectura integrada en el entorno, revestido totalmente de piedra; son famosas sus típicas chimeneas que sobresalen en los tejados rojos de las casas, algunas de las cuales pueden llegar a alcanzar los cuatro metros de altura, desafiando las leyes de la física. Son famosos los tradicionales trajes ansotanos que son exhibidos el último domingo de Agosto. Es un pueblo digno de visitar por su colorido y belleza.
Pues bien, un mozo del pueblo marchó a Melilla a cumplir la mili, dejando en Ansó a su desconsolada novia de toda la vida. En aquellos tiempos la mili duraba dos años largos y, dada la lejanía, muchos mozos no volvían al pueblo hasta su cumplimiento íntegro.
Cuando el mozo llevaba en Regulares cerca de dos años, sin haber viajado a su pueblo, ni haber visto a su novia, ella le escribió, toda alborozada, una carta en la que le decía que estaba embarazada y que esperaba tener un hijo de ambos.
El muchacho quedó perplejo al recibir la noticia, pero, con el humor que caracteriza a estos montañeses, le contestó a vuelta de correo con este célebre cuarteto que todavía se recuerda en aquellos lugares:
Estoy lleno de alegría
y de gran admiración,
al ver que mi p****llega
desde Melilla hasta Ansó.
Un saludo.
El pueblo de Ansó, en el Pirineo Aragonés al norte de Huesca, está bañado por el río Veral y limita con Navarra, Francia y la provincia de Zaragoza. Ansó es un pueblo de postal, idílico. Mantiene una arquitectura integrada en el entorno, revestido totalmente de piedra; son famosas sus típicas chimeneas que sobresalen en los tejados rojos de las casas, algunas de las cuales pueden llegar a alcanzar los cuatro metros de altura, desafiando las leyes de la física. Son famosos los tradicionales trajes ansotanos que son exhibidos el último domingo de Agosto. Es un pueblo digno de visitar por su colorido y belleza.
Pues bien, un mozo del pueblo marchó a Melilla a cumplir la mili, dejando en Ansó a su desconsolada novia de toda la vida. En aquellos tiempos la mili duraba dos años largos y, dada la lejanía, muchos mozos no volvían al pueblo hasta su cumplimiento íntegro.
Cuando el mozo llevaba en Regulares cerca de dos años, sin haber viajado a su pueblo, ni haber visto a su novia, ella le escribió, toda alborozada, una carta en la que le decía que estaba embarazada y que esperaba tener un hijo de ambos.
El muchacho quedó perplejo al recibir la noticia, pero, con el humor que caracteriza a estos montañeses, le contestó a vuelta de correo con este célebre cuarteto que todavía se recuerda en aquellos lugares:
Estoy lleno de alegría
y de gran admiración,
al ver que mi p****llega
desde Melilla hasta Ansó.
Un saludo.