La escena alude a la lactatio de San Bernardo, cuyo origen se debe a una leyenda medieval que surge a finales del siglo XIII. En ella se dice que el abad de Citeaux mandó a San Bernardo a hablar con el obispo de Chalon. El Santo, antes de realizar la misión encomendada, quiso rezar ante una imagen de la Virgen, la cual de forma milagrosa lanzó un chorro de leche a Bernardo, como símbolo de la palabra de Dios, y de la gran devoción que siempre le mostró el Santo y la orden cisterciense.