LA GRAN VÍA DE MADRID: ZARZUELA Y AVENIDA V (Continuación)
-. Todos los días laborables, a las siete y media, paso por ella y veo sus miserias, a los que desayunan antes de ir a casa o al ir a trabajar. Es una calle mezcla de lo mejor y de lo peor: lo más florido y lo más canalla. Durante el día, se convierte en centro neurológico del bullir de la capital. El paseante puede dedicar una hora o un día a recorrerla, confluyendo un espacio artístico inigualable con un flujo de inquietudes, credos, razas, lenguas y actividades. Al atardecer, con el encendido de las luces de neón la Gran Via se transforma en Brodway. Es precioso el juego de luces de las fachadas. Comienzan las sesiones de los musicales y cines y aparecen en las aceras, su población nocturna. Los más jóvenes devoran las hamburguesas y pizzas en los establecimientos de comida rápida. A las diez, los repartidores de las salas de fiestas y discotecas empiezan a repartir publicidad y las prostitutas de las bocacalles adyacentes siguen esperando a sus clientes.
-. Madrid, la ciudad alegre y confiada, que sepulta su memoria con el rostro de la algarabía, es espíritu y materia a la vez y sigue siendo la ciudad de promisión que siempre fue. Madrid es alma y esperanza, acoge y protege,; en ocasiones da y quita; en otras enseña e ignora.
-. En 1.991 en la confluencia Gran Vía con Alcalá se colocó una estatua de bronce llamada la “Violetera” con la inscripción del cuplé de Padilla:” Como ave precursora de primavera, en Madrid aparece la violetera …”. Parece ser que Celia Gámez pidió al Ayuntamiento, que su figura apareciese como la violetera, a lo que hizo oídos sordos Enfadada se marchó a la Argentina. Unos años más tarde cuando volvió para regresar otra vez, un castizo de Lavapíés al reconocerla por la Gran Vía la piropeó: “ Cuidado con los de la grúa, que estás de guapa, que paras la circulación “ A lo que la Celia sonrió.
-. Esta es la Gran Vía que está en mi memoria de mis primeros años de Madrid, cuando era estudiante y llegué con 18 años a una pensión. Los compañeros de la misma nos movíamos en la zona de la Glorieta de Bilbao a la Gran Vía. Todos los compañeros de la patrona habían terminado la carrera, menos yo, todos estaban trabajando y con ganas de vivir. Les debí parecer tan provinciano que me acogieron como a un primo. Me dejaban ir con ellos a todas parte, como si fuera su mascota. Tuve mucha suerte con esa gente y con la pensión. Ya han muerto seis de los que siempre hemos permanecido fieles y los hecho mucho de menos. En alguna ocasión, un gran amigo de la infancia también paseó y disfrutó con ellos. Éste después de trabajar y triunfar en Madrid, se fue a tierras zaragozanas. Ellos me han dado fuerzas para escribir este artículo en su recuerdo.
-. Cantemos y bailemos al ritmo de Agustín Lara y Maria Félix:
Cuando vengas a Madrid, chulona mía
voy a hacerte emperatriz de Lavapiés;
y alfombrarte con claveles la Gran Vía,
y a bañarte con vinillo de Jerez.
En Chicote, un agasajo postinero
con la crema de la intelectualidad
y la gracia de un piropo retrechero
más castizo que la calle de Alcalá.
Madrid, Madrid, Madrid,
pedazo de la España en que nací
por algo te hizo Dios
la cuna del requiebro y del chotis.
Madrid, Madrid, Madrid,
en México se piensa mucho en ti
por el sabor que tienen tus verbenas
por tantas cosas buenas
que soñamos desde aquí;
y vas a ver lo que es canela fina
y armar la tremolina
cuando vengas a Madrid.
Cuando vengas a Madrid
-. Saludos. Lacalle Mediavilla.
-. Todos los días laborables, a las siete y media, paso por ella y veo sus miserias, a los que desayunan antes de ir a casa o al ir a trabajar. Es una calle mezcla de lo mejor y de lo peor: lo más florido y lo más canalla. Durante el día, se convierte en centro neurológico del bullir de la capital. El paseante puede dedicar una hora o un día a recorrerla, confluyendo un espacio artístico inigualable con un flujo de inquietudes, credos, razas, lenguas y actividades. Al atardecer, con el encendido de las luces de neón la Gran Via se transforma en Brodway. Es precioso el juego de luces de las fachadas. Comienzan las sesiones de los musicales y cines y aparecen en las aceras, su población nocturna. Los más jóvenes devoran las hamburguesas y pizzas en los establecimientos de comida rápida. A las diez, los repartidores de las salas de fiestas y discotecas empiezan a repartir publicidad y las prostitutas de las bocacalles adyacentes siguen esperando a sus clientes.
-. Madrid, la ciudad alegre y confiada, que sepulta su memoria con el rostro de la algarabía, es espíritu y materia a la vez y sigue siendo la ciudad de promisión que siempre fue. Madrid es alma y esperanza, acoge y protege,; en ocasiones da y quita; en otras enseña e ignora.
-. En 1.991 en la confluencia Gran Vía con Alcalá se colocó una estatua de bronce llamada la “Violetera” con la inscripción del cuplé de Padilla:” Como ave precursora de primavera, en Madrid aparece la violetera …”. Parece ser que Celia Gámez pidió al Ayuntamiento, que su figura apareciese como la violetera, a lo que hizo oídos sordos Enfadada se marchó a la Argentina. Unos años más tarde cuando volvió para regresar otra vez, un castizo de Lavapíés al reconocerla por la Gran Vía la piropeó: “ Cuidado con los de la grúa, que estás de guapa, que paras la circulación “ A lo que la Celia sonrió.
-. Esta es la Gran Vía que está en mi memoria de mis primeros años de Madrid, cuando era estudiante y llegué con 18 años a una pensión. Los compañeros de la misma nos movíamos en la zona de la Glorieta de Bilbao a la Gran Vía. Todos los compañeros de la patrona habían terminado la carrera, menos yo, todos estaban trabajando y con ganas de vivir. Les debí parecer tan provinciano que me acogieron como a un primo. Me dejaban ir con ellos a todas parte, como si fuera su mascota. Tuve mucha suerte con esa gente y con la pensión. Ya han muerto seis de los que siempre hemos permanecido fieles y los hecho mucho de menos. En alguna ocasión, un gran amigo de la infancia también paseó y disfrutó con ellos. Éste después de trabajar y triunfar en Madrid, se fue a tierras zaragozanas. Ellos me han dado fuerzas para escribir este artículo en su recuerdo.
-. Cantemos y bailemos al ritmo de Agustín Lara y Maria Félix:
Cuando vengas a Madrid, chulona mía
voy a hacerte emperatriz de Lavapiés;
y alfombrarte con claveles la Gran Vía,
y a bañarte con vinillo de Jerez.
En Chicote, un agasajo postinero
con la crema de la intelectualidad
y la gracia de un piropo retrechero
más castizo que la calle de Alcalá.
Madrid, Madrid, Madrid,
pedazo de la España en que nací
por algo te hizo Dios
la cuna del requiebro y del chotis.
Madrid, Madrid, Madrid,
en México se piensa mucho en ti
por el sabor que tienen tus verbenas
por tantas cosas buenas
que soñamos desde aquí;
y vas a ver lo que es canela fina
y armar la tremolina
cuando vengas a Madrid.
Cuando vengas a Madrid
-. Saludos. Lacalle Mediavilla.