El tio Gayan era un hombre muy tieso vestido con polainas, gorra y fumando en pipa. El típico chaufeur de entonces. Desconozco las causas por las que dejó de venir. La cosa es que después de dejarlo él, el correo llegaba desde Alhama de Aragón. Los coches en los años cuarenta, llevaban gasógeno, un aparato que se tuvo que montar por falta de gasolina y que andaba con el gas del carbón que se quemaba en un calderín. Por cierto que trajeron ómnibus con baca y con los asientos corridos que hoy valdrían una fortuna, con ruedas de caucho macizas que las hicieron cisco por los baches de nuestra carretera, que solo tenía el nombre de carretera pues era peor que un camino de carros. De aquellos chóferes recuerdo al Garrido y al Tito que llegaron hasta La Puerta Cihuela por el camino del camposanto y que años después subirían hasta La Plaza al haberse hecho la carretera que atraviesa el Cascajal y sube la cuesta de la Calle de la Parra.
Un abrazo.
Un abrazo.