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DEZA: Reconozco que siempre he sido malo para recordar las...

Reconozco que siempre he sido malo para recordar las fechas. Incluso, en ocasiones, se me suelen olvidar los cumpleaños de los amigos e incluso los de la familia, pero hay muchas efemérides, casi todas nefastas, que están marcadas por los dígitos y la inicial que corresponden al día y al mes en que sucedieron; así, cuando mencionamos el 23 F, sabemos que nos referimos al día y el mes en que varios Guardias intentaron el Golpe de Estado, el 11 S ocurrió aquel monstruoso ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 F la terrible matanza de Atocha, y así sucesivamente.
Recuerdo que, un día en clase de historia, el profe me preguntó las fechas de los periodos de la dominación romana, lección que había estudiado “por encima”, y que se me atragantaron por lo que no pude responder. Me hizo copiarlas cincuenta veces y, cuando me las volvió a preguntar, tampoco supe contestar correctamente; volví a copiarlas otras cincuenta veces y se me quedaron grabadas, de modo que, aunque ha pasado casi medio siglo, las conservo en la memoria como una garrapata.
Muchas personas recordamos el pasado lejano con más nitidez que el pasado presente; así, si nos preguntan la fecha de algún suceso ocurrido el mes pasado, no sabríamos responder, pero recordamos otras efemérides acaecidas hace muchos años, sucesos que pudieron cambiar la historia y, aunque no sepamos la fecha exacta, lo asociamos con la actividad o el lugar en que aquel día nos hallábamos.
Ahora, gracias a buscadores como Google, es muy fácil consultar tal o cual fecha o los sucesos ocurridos a lo largo de la historia sin rebuscar en los pesados diccionarios.
Esta participación mía viene a tenor de un suceso que las nuevas generaciones no han conocido y que, como digo, pudo cambiar el curso de la historia: el asesinato de Kennedy.
¿Dónde estaba yo aquel día?. Pues aquel 22 de Noviembre del 63 estaba aprendiendo a labrar, con un arado romano, en la pieza que hoy ocupan los silos, una báscula para pesar el cereal y una moderna seleccionadora de grano, frente al cementerio. Mi padre subió al pueblo para traer simiente, dejándome solo con la yunta, y al regresar me dio la noticia.
La capacidad de almacenamiento de la memoria y las neuronas se van perdiendo con los años, pero suceden acontecimientos que, de algún modo, relacionamos con algún detalle y que nunca se olvidan.
Un saludo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Pues yo amigo pefeval, ese día fatídico del atentado, viernes 22 de noviembre de 1963 estaba en cama con la gripe a 41 de fiebre y me enteré de la noticia por medio del transistor, que como es lógico lo tenía haciéndome compañía en la cama. Y la misión espacial que Estados Unidos envió al espacio con el Apolo 11 el 16 de julio de 1969, siendo la primera tripulada en llegar a la superficie de la Luna, la presencié en un televisor en blanco y negro, en Bilbao con un calor de miedo, incluso en aquellas ... (ver texto completo)