EL MADRID DEL GÉNERO CHICO G. C III (Continuación)
-. h-. Tipos ó subgéneros dentro del Género Chico-. La variedad de las obras cortas del género chico es, aparentemente inmensa, si atendemos a las distintas denominaciones que los autores dieron a sus piezas y que pueden llegar al centenar. Todas ellas pueden reducirse a siete tipos o subgénero: Sainete o pasillo, Revista, Juguete cómico, Zarzuela, Parodia, Comedia, Opereta, etc
1-. El sainete o pasillo-. establecido en su forma definitiva por Ramón de la Cruz, es heredero directo de los entremeses teatrales tan cultivados anteriormente, y que tanto éxito cosechaban, en su esencia piezas breve e independientes, con intervenciones musicales y muy a menudo bailes A esta influencia hay que sumar el costumbrismo típico del siglo XIX y quizás ciertas dosis de realismo imperantes en la época. Este sainete es exclusivamente madrileño. La vida del pueblo madrileño, representada por chulos y chulapas, trabajadores de baja categoría y una clase media de tenderos, aparece retratada en sus costumbres y lenguaje con una precisión, que es muy difícil averiguar en qué y hasta dónde los chulos de las tablas se adaptan a los de la calle, y en que y hasta dónde, los de la calle adaptan las formas que les atribuye el teatro..
2-. La zarzuela,-. es el nombre genérico de toda obra lírica española que combina las partes cantadas con las habladas. Por otro lado, es un subgénero de GC, que se diferencia poco del sainete cómico. La zarzuela es siempre campesina y regionalista, a diferencia del sainete que es costumbrista. Su formas más tradicionales son: La “zarzuela cómica y pueblerina “, “zarzuela cómica histórica”, “zarzuela melodramática”. Hay una cierta ambigüedad en el uso del término.
3-. La revista-. es un género muy especial, seguramente el más original y que no tuvo continuidad en el siglo XX. Es uno de los más tempranos y de los que primero se agotan. Es una auténtica "revista de actualidad", una obra en que se pasa revista a los sucesos de un año, meses o días mediante escenas de poca ilación entre sí y un nexo de unión que suele ser un personaje intérprete que explica al público lo que ocurre. Es un género muy ligado a la actualidad con evidentes conexiones con el periodismo, especialmente satírico. Inicialmente dedicada a la crítica política, pasó a ocuparse en los años 1880 de todas las cuestiones de actualidad, sin abandonar la sátira política. En los primeros años del siglo se empieza a dar el apelativo de género ínfimo a las representaciones conocidas como revistas. Son obras musicales con una conexión de ideas parecida al de la zarzuela, pero más ligeras y atrevidas, con números escénicos que, en la época, se calificaron de «verdes», es decir, pícaros, de temas sexuales y con letras de doble intención. En casi todas hay "cuplés".
-. 4-. El juguete cómico-. es un género de origen francés, que se popularizó con las traducciones de los "vaudevilles" franceses antes del auge del teatro por horas, y que se aclimató después perfectamente al género chico. No tiene el elemento costumbrista del sainete, y no suele reflejar la vida de las clases bajas. Su temática es fundamentalmente amorosa y de enredo, y suele reflejar ambientes de clase media, sin pretensiones realistas.
-.5-. La parodia-. fue uno de los subgéneros más populares del GC y, estaba ya presente en los orígenes del mismo. Nacida en el siglo XVIII, Ramón de la Cruz fue ya autor de parodias, pero es en el GC donde alcanza un desarrollo extraordinario. Las hubo de todo tipo, especialmente de las obras de éxito, como el Don Juan Tenorio, de óperas, como La boheme y de los mismos éxitos del GC.. La parodia es el reflejo de nuestro carácter -.6-. La opereta-. había precedido al género chico en los "bufos madrileños" de Francisco Arderius. Esta primera opereta, bajo la influencia de Offenbach, estuvo representada por obras como El joven Telémaco de Eusebio Blasco. Más tardía fue la influencia de las operetas vienesas de Franz Lehar, a principios del siglo XX. Por entonces el género chico estaba en franca decadencia y los autores vieron la posibilidad de revitalizarlo con obras como La generala, El asombro de Damasco o El niño judío.
-. A partir de 1910 el género chico entró en un declive irremediable que lo llevaría a la desaparición. Alguna de las mismas razones de su éxito precedente serían las causas de su decadencia: había triunfado entre otras razones, por el éxito de sus "cantables", con música pegadiza, tarareable, hecha para servir al texto. Sus melodías van desde lo bailable, gracioso, hasta lo sentimental y amoroso. Toda su música se basa en el folklore español: boleros, jotas, seguidillas, soleás, pasacalles, fandangos, habaneras, valses, mazurcas, polcas y chotis. Estos cantables a partir de principios del siglo XX se empiezan a cantar por separado, o con una ligera trama que una los diferentes números: es” el género ínfimo”, que cubre tanto ciertas obras de teatro lírico, como los espectáculos de los musi-halls y cabarets. En el teatro lírico, la frontera con el muic-hall se borra cada vez más. Una multitud de obras son sólo pretextos para ensayar números y canciones picantes, sin excesiva preocupación por la trama dramática. El público viene a ver tiples desvestidas que cantan travesuras cada vez más subidas de color. Los cantables pasan a ser “cúples” y las artistas que los cantan, “las cupletistas”, llegan a ser los nuevos ídolos del público.
-. Los cabarets tuvieron su Edad de Oro de 1914 a 1923, porque España fue el reducto de todos los exiliados de la primera guerra Mundial, lo cual conllevó gran afluencia de dinero, autorización del Juego y cuando se volvió a prohibir, estos cabarets sirvieron de tapadera de partidas de juego clandestinas. En los cabarets actuaban dos o más orquestas, especializadas en ritmos diferentes; acceso al local condicionado a la consumisión en barra o mesa, donde se acostumbraba a clavar a la clientela. Se ofrecían interesantes espectáculos a cargo de artistas de moda (cuplés, chansoniers, baile artístico, magia…) todo ello completado por un público femenino, conocido popularmente como cabareteras. El cabaret cerraba de madrugada.
-i-. Escenografía y escenógrafos del Género Chico-. . La puesta en escena de sus obras está marcada por las grandes líneas del teatro del siglo XIX, basado en la utilización de un espacio casi único, el teatro a la italiana, y la escenografía ilusionista a base de telones pintados y bastidores. En el Género Chico es necesario cambiar de decorados al menos cuatro veces al día para las cuatro sesiones típicas del teatro por horas. Podría hacer suponer que los escenógrafos se contentaron con una serie de telones válidos para cualquier obra. En los teatros de menos categoría, los decorados estaban hechos con telones planos, intercambiables y duraderos, algunos de estupenda factura paisajística, que se repetían en diferentes obras y con diferente significado Pero no siempre fue así; no hay que olvidar que el Teatro Apolo era el de más capacidad del Madrid de su época, de modo que las escenografías se encargaron a los mejores especialistas del momento. Giorgio Bussato, se formó en París, fue uno de los grandes escenógrafos del realismo en España y un colorista brillante. Dominaba el arte de componer, dió enorme importancia a las arquitecturas, que resolvió con monumentalidad y dibujo finísimo. Amalio Fernández, que se había formado también en París, trabajó con Bussato y se consideró discípulo suyo, aunque desde 1890 estaba instalado por su cuenta y se revela como un revolucionario de la escena española al crear una escenografía para Don Juan Tenorio que permitía ver simultáneamente, en distintos planos, varios lugares de la acción, como la celda de doña Inés y el claustro del convento.
-. Las escenografías de La Verbena de la Paloma y de La Revoltosa participan de ese carácter de juego de volúmenes y espacios típico de Bussato y Fernández. Las fotografías de la época permiten apreciar la complejidad del espacio y su brillante utilización en las escenas de masas. -. Lejos de la imagen de un teatro popular, hecho con pocos medios y menos imaginación, el GC disfrutó, al menos en sus montajes más característicos, de los mejores medios y la escenografía más moderna de la época
-. h-. Tipos ó subgéneros dentro del Género Chico-. La variedad de las obras cortas del género chico es, aparentemente inmensa, si atendemos a las distintas denominaciones que los autores dieron a sus piezas y que pueden llegar al centenar. Todas ellas pueden reducirse a siete tipos o subgénero: Sainete o pasillo, Revista, Juguete cómico, Zarzuela, Parodia, Comedia, Opereta, etc
1-. El sainete o pasillo-. establecido en su forma definitiva por Ramón de la Cruz, es heredero directo de los entremeses teatrales tan cultivados anteriormente, y que tanto éxito cosechaban, en su esencia piezas breve e independientes, con intervenciones musicales y muy a menudo bailes A esta influencia hay que sumar el costumbrismo típico del siglo XIX y quizás ciertas dosis de realismo imperantes en la época. Este sainete es exclusivamente madrileño. La vida del pueblo madrileño, representada por chulos y chulapas, trabajadores de baja categoría y una clase media de tenderos, aparece retratada en sus costumbres y lenguaje con una precisión, que es muy difícil averiguar en qué y hasta dónde los chulos de las tablas se adaptan a los de la calle, y en que y hasta dónde, los de la calle adaptan las formas que les atribuye el teatro..
2-. La zarzuela,-. es el nombre genérico de toda obra lírica española que combina las partes cantadas con las habladas. Por otro lado, es un subgénero de GC, que se diferencia poco del sainete cómico. La zarzuela es siempre campesina y regionalista, a diferencia del sainete que es costumbrista. Su formas más tradicionales son: La “zarzuela cómica y pueblerina “, “zarzuela cómica histórica”, “zarzuela melodramática”. Hay una cierta ambigüedad en el uso del término.
3-. La revista-. es un género muy especial, seguramente el más original y que no tuvo continuidad en el siglo XX. Es uno de los más tempranos y de los que primero se agotan. Es una auténtica "revista de actualidad", una obra en que se pasa revista a los sucesos de un año, meses o días mediante escenas de poca ilación entre sí y un nexo de unión que suele ser un personaje intérprete que explica al público lo que ocurre. Es un género muy ligado a la actualidad con evidentes conexiones con el periodismo, especialmente satírico. Inicialmente dedicada a la crítica política, pasó a ocuparse en los años 1880 de todas las cuestiones de actualidad, sin abandonar la sátira política. En los primeros años del siglo se empieza a dar el apelativo de género ínfimo a las representaciones conocidas como revistas. Son obras musicales con una conexión de ideas parecida al de la zarzuela, pero más ligeras y atrevidas, con números escénicos que, en la época, se calificaron de «verdes», es decir, pícaros, de temas sexuales y con letras de doble intención. En casi todas hay "cuplés".
-. 4-. El juguete cómico-. es un género de origen francés, que se popularizó con las traducciones de los "vaudevilles" franceses antes del auge del teatro por horas, y que se aclimató después perfectamente al género chico. No tiene el elemento costumbrista del sainete, y no suele reflejar la vida de las clases bajas. Su temática es fundamentalmente amorosa y de enredo, y suele reflejar ambientes de clase media, sin pretensiones realistas.
-.5-. La parodia-. fue uno de los subgéneros más populares del GC y, estaba ya presente en los orígenes del mismo. Nacida en el siglo XVIII, Ramón de la Cruz fue ya autor de parodias, pero es en el GC donde alcanza un desarrollo extraordinario. Las hubo de todo tipo, especialmente de las obras de éxito, como el Don Juan Tenorio, de óperas, como La boheme y de los mismos éxitos del GC.. La parodia es el reflejo de nuestro carácter -.6-. La opereta-. había precedido al género chico en los "bufos madrileños" de Francisco Arderius. Esta primera opereta, bajo la influencia de Offenbach, estuvo representada por obras como El joven Telémaco de Eusebio Blasco. Más tardía fue la influencia de las operetas vienesas de Franz Lehar, a principios del siglo XX. Por entonces el género chico estaba en franca decadencia y los autores vieron la posibilidad de revitalizarlo con obras como La generala, El asombro de Damasco o El niño judío.
-. A partir de 1910 el género chico entró en un declive irremediable que lo llevaría a la desaparición. Alguna de las mismas razones de su éxito precedente serían las causas de su decadencia: había triunfado entre otras razones, por el éxito de sus "cantables", con música pegadiza, tarareable, hecha para servir al texto. Sus melodías van desde lo bailable, gracioso, hasta lo sentimental y amoroso. Toda su música se basa en el folklore español: boleros, jotas, seguidillas, soleás, pasacalles, fandangos, habaneras, valses, mazurcas, polcas y chotis. Estos cantables a partir de principios del siglo XX se empiezan a cantar por separado, o con una ligera trama que una los diferentes números: es” el género ínfimo”, que cubre tanto ciertas obras de teatro lírico, como los espectáculos de los musi-halls y cabarets. En el teatro lírico, la frontera con el muic-hall se borra cada vez más. Una multitud de obras son sólo pretextos para ensayar números y canciones picantes, sin excesiva preocupación por la trama dramática. El público viene a ver tiples desvestidas que cantan travesuras cada vez más subidas de color. Los cantables pasan a ser “cúples” y las artistas que los cantan, “las cupletistas”, llegan a ser los nuevos ídolos del público.
-. Los cabarets tuvieron su Edad de Oro de 1914 a 1923, porque España fue el reducto de todos los exiliados de la primera guerra Mundial, lo cual conllevó gran afluencia de dinero, autorización del Juego y cuando se volvió a prohibir, estos cabarets sirvieron de tapadera de partidas de juego clandestinas. En los cabarets actuaban dos o más orquestas, especializadas en ritmos diferentes; acceso al local condicionado a la consumisión en barra o mesa, donde se acostumbraba a clavar a la clientela. Se ofrecían interesantes espectáculos a cargo de artistas de moda (cuplés, chansoniers, baile artístico, magia…) todo ello completado por un público femenino, conocido popularmente como cabareteras. El cabaret cerraba de madrugada.
-i-. Escenografía y escenógrafos del Género Chico-. . La puesta en escena de sus obras está marcada por las grandes líneas del teatro del siglo XIX, basado en la utilización de un espacio casi único, el teatro a la italiana, y la escenografía ilusionista a base de telones pintados y bastidores. En el Género Chico es necesario cambiar de decorados al menos cuatro veces al día para las cuatro sesiones típicas del teatro por horas. Podría hacer suponer que los escenógrafos se contentaron con una serie de telones válidos para cualquier obra. En los teatros de menos categoría, los decorados estaban hechos con telones planos, intercambiables y duraderos, algunos de estupenda factura paisajística, que se repetían en diferentes obras y con diferente significado Pero no siempre fue así; no hay que olvidar que el Teatro Apolo era el de más capacidad del Madrid de su época, de modo que las escenografías se encargaron a los mejores especialistas del momento. Giorgio Bussato, se formó en París, fue uno de los grandes escenógrafos del realismo en España y un colorista brillante. Dominaba el arte de componer, dió enorme importancia a las arquitecturas, que resolvió con monumentalidad y dibujo finísimo. Amalio Fernández, que se había formado también en París, trabajó con Bussato y se consideró discípulo suyo, aunque desde 1890 estaba instalado por su cuenta y se revela como un revolucionario de la escena española al crear una escenografía para Don Juan Tenorio que permitía ver simultáneamente, en distintos planos, varios lugares de la acción, como la celda de doña Inés y el claustro del convento.
-. Las escenografías de La Verbena de la Paloma y de La Revoltosa participan de ese carácter de juego de volúmenes y espacios típico de Bussato y Fernández. Las fotografías de la época permiten apreciar la complejidad del espacio y su brillante utilización en las escenas de masas. -. Lejos de la imagen de un teatro popular, hecho con pocos medios y menos imaginación, el GC disfrutó, al menos en sus montajes más característicos, de los mejores medios y la escenografía más moderna de la época