EL MADRID DEL GÉNERO CHICO G. C V (Continuación)
-. k. Principales actores del Género Chico-. Más importante que la espectacularidad de los montajes era el trabajo de los actores, capaces de hacer reír y llorar al a su público, de actuar y de cantar. Bien es verdad que las partiduras de zarzuela no exigen unas capacidades vocales como las de la ópera, y que incluso, como el de tenor cómico, apenas necesitan más que un fraseo en falsete. Pero la mayor parte de las zarzuelas y sainetes suponen una voz medianamente educada y son mucho más complejas que toda música melódica que se impuso posteriormente. Pero, si los actores del GC no tenían que ser excelentes cantantes, tenían que ser unos magníficos cómicos, capaces de dar expresión y vida a sus personajes, tanto en las partes cantadas como en las habladas.
-. El grupo reducido de actores y actrices, que de 1880 a 1998 estrenaron grandes obras del GC son: José (padre) y Emilio (hijo) Mesejo, Julio Ruiz,, Luisa Campos, Isabel Bru, Joaquina Pino, etc
-. Estos cómico, recordados con devoción por los aficionados del GC, eran actores sin escuela, que se habían hecho en las tablas. Como se lo pedía el público, que esperaba ver siempre la misma actuación, crearon tipos que luego se han repetido hasta la saciedad.
-. i-. Personajes de las obras del Genero Chico.
-. Entre sus personajes del GC madrileño destacan aguadoras, guindillas, chulos, niñeras, ratas, guardias, barrenderos, modistillas, manolos, majos chisperos, chulaponas y golfos.
-.. Antes a nadie se le ocurría confundir un chispero con un manolo o un majo. Pese a que ahora se pueda pensar que los tres términos son iguales, entre ellos hay matices distintos. Se diferenciaban en los colores de sus atuendos, sus redecillas, sus lazos, la forma de sus patillas y tupés, e incluso en sus vocablos y aficiones profesionales.
-. Los tres barrios más carismáticos de Madrid durante el apogeo del GC fueron: Lavapiés, Maravillas (Malasaña) y Barquillo., cuna de la manolería, la majeza y la chispa.
-. Los manolos-. (Lavapiés)-. trabajaban, la mayoría, como empleados de comercio. En los días de toros, los cascabeles de las calesas resonaban con bullicio y algarabía, y por las noches, las manolas, con mantillas de blondas y chapín de raso, traspasaban los umbrales de las bodegas en que se danzaban boleros y fandangos. En su moda, destacaban las patillas en forma de borla o boca de hacha, como la llevaban muchos chulos y toreros; peinado con caído sobre la ceja, flequillo ó tupé sobre la frente. En su mayoría son hijos del pueblo bajo y algunos de clase media. No faltan los vagabundos, ni los pícaros, que van por la vida con aires de grandeza. La manola se caracteriza por su gracia, su donaire y desenfado. Con su trenza en el peinado, su movediza mantilla, su zapatillo chalorado. Eran las clásicas floreras, rabaneras, fruteras y cigarreras. Siempre se ha querido parodiar, sin conseguirlo, la gracia, traje, modales peculiares de la manola.
-. Los majos (Maravillas)-. trabajaban en la milicia. Este barrio ha sido siempre dicharachero, alegre y su ambiente de un señorío. popular, muy al contrario de lo que ocurría en Lavapiés. Había más terciopelo, seda y alegría, mujeres menos alegres pero más recatadas. Iban a bailes de salón y de candil y era gente de rompe y rasga, vivos de ingenio, prontos en la emoción, graciosos, burlones y jaraneros La maja se inmortalizó en las pinturas de Goya y en los sainetes.
-. Los chisperos (Barquillo y Maravillas)- tenían por vocación, las aventuras inesperadas. Revestían sagacidad y astucia picaresca, capa al brazo y bicornio ladeado. Se les llamaba chisperos porque en estos dos barrios había muchos herreros. Eran amantes de la fragua y el yunque
-. Los chulos,- aparecieron en el sigloXIX y no era un personaje específicamente madrileño. Era un mundo de hampones, que tenían sus movimientos en un mínimo espacio de Madrid. Había chulos de baile, chulos de mujeres de mal vivir y chulos de barrios Sus formas de vestir siempre eran las mismas: grave, sentencioso, rígido, con sus pantalones abotinados y su pañuelillo siempre rojo o blanco, liado al cuello y sus andares procesionales
-. Las chulas, chulapas ó chulaponas-. son presentadas en las zarzuelas como gentes de barrios bajos, planchadoras, alegres y felices, con sus claveles, el mantón con flecos y la hierbabuena en el pelo.
-. Los golfos-. no son exclusivos de Madrid. Sus diferencias con los chulos son muy relativas. Atrajeron la atención de ilustres escritores
-. Los ratas-. son ladronzuelos, esencialmente carteristas, que trabajaban en los tranvías y otros lugares concurridos.
-. Los guindillas -. son los policías -"la autoridad"-,
-. Esta es la amalgama formada por los diferentes personajes que dieron realce a los títulos del casticismo de Madrid.
-. m-. El organillero y el peguilla
-. Los organillos ó instrumentos de manubrio, tenían hasta 60 notas en octavas de “Re” y “Mi”, donde se podían grabar con púas hasta 10 piezas. Se alquilaban para celebrar el correspondiente baile dominguero y nacieron de la mano del género chico. El organillo era descendiente de otro pequeño y similar instrumento llamado el organillo de aire, que se colgaba en el cuello y era imprescindible en el acompañamiento de los músicos callejeros.
-. El organillo pasó a ser protagonista de los bailes populares, apareciendo por las calles de Madrid su máximo oficiante: “el organillero “; marchoso y achulado, típico personaje del casticismo barriobajero, daba al manubrio con el codo, aportando su casta hasta en el vestir: chaqueta y pantalón excesivamente ceñidos, gorrilla de seda, pañuelo blanco al cuello y botas de media caña. Unos alcanzaron prestigio y fama. Al organillero le ayudaba “el peguilla “ que tiraba del carro donde iba el organillo y además recogían las monedas que les tiraban desde los balcones y ventanas; su vestimenta solía ser una blusa anudada a la cintura y un pañuelillo atado al cuello.
-n-. Obras cumbres del género chico madrileño en su vertiente lírica
-. Cuatro son las obras elegidas del género lírico madrileño para comentarlas: “dos sainetes líricos” (La verbena de la Paloma y la Revoltosa), “un pasillo de verano” (Agua, azucarillos y aguardiente” y “una revista madrileña cómica-lírica, fantástico –callejera ” (la Gran Vía)
.-La música de estas cuatro obras citadas, se considera la quitaesencia de lo madrileño y aún de lo español. Sorprende en ellas la poca importancia de las músicas tradicionales españolas y la abundancia de bailes del repertorio internacional (valses, polcas, y mazurcas) o bien de tradición hispanomericana (guagiras, habanera), junto con los números tradicionales de la opera italiana (dúos, cuartetos). Una seguilla en la Revoltosa y una soleá en La verbena de la Paloma, algunos pasodobles, pasacalles y jota en La Gran Vía son lo más español de esta música castiza. Incluso el chotis, la música madrileña por excelencia aparece alguna vez.
-. El mundo de la risa, de la burla, de lo grotesco, forma parte de GC y se manifiesta en la importancia de la fiesta. Las tres primeras obras transcurren en días de verbena y del ambiente festivo que engloba todas las obras del GC, con músicas fáciles y pegadizas y sus bailes.
-. Las cuatro obras representan el momento de máximo esplendor del GC. Doce años de creatividad (1886_1897) que no se repetirán nunca más en España, sumida a partir de 1898 en una crisis de la que pronto participaría el GC.
-. o-. La Gran Vía -. Se comentó en: “La Gran Vía: zarzuela y avenida"
-. k. Principales actores del Género Chico-. Más importante que la espectacularidad de los montajes era el trabajo de los actores, capaces de hacer reír y llorar al a su público, de actuar y de cantar. Bien es verdad que las partiduras de zarzuela no exigen unas capacidades vocales como las de la ópera, y que incluso, como el de tenor cómico, apenas necesitan más que un fraseo en falsete. Pero la mayor parte de las zarzuelas y sainetes suponen una voz medianamente educada y son mucho más complejas que toda música melódica que se impuso posteriormente. Pero, si los actores del GC no tenían que ser excelentes cantantes, tenían que ser unos magníficos cómicos, capaces de dar expresión y vida a sus personajes, tanto en las partes cantadas como en las habladas.
-. El grupo reducido de actores y actrices, que de 1880 a 1998 estrenaron grandes obras del GC son: José (padre) y Emilio (hijo) Mesejo, Julio Ruiz,, Luisa Campos, Isabel Bru, Joaquina Pino, etc
-. Estos cómico, recordados con devoción por los aficionados del GC, eran actores sin escuela, que se habían hecho en las tablas. Como se lo pedía el público, que esperaba ver siempre la misma actuación, crearon tipos que luego se han repetido hasta la saciedad.
-. i-. Personajes de las obras del Genero Chico.
-. Entre sus personajes del GC madrileño destacan aguadoras, guindillas, chulos, niñeras, ratas, guardias, barrenderos, modistillas, manolos, majos chisperos, chulaponas y golfos.
-.. Antes a nadie se le ocurría confundir un chispero con un manolo o un majo. Pese a que ahora se pueda pensar que los tres términos son iguales, entre ellos hay matices distintos. Se diferenciaban en los colores de sus atuendos, sus redecillas, sus lazos, la forma de sus patillas y tupés, e incluso en sus vocablos y aficiones profesionales.
-. Los tres barrios más carismáticos de Madrid durante el apogeo del GC fueron: Lavapiés, Maravillas (Malasaña) y Barquillo., cuna de la manolería, la majeza y la chispa.
-. Los manolos-. (Lavapiés)-. trabajaban, la mayoría, como empleados de comercio. En los días de toros, los cascabeles de las calesas resonaban con bullicio y algarabía, y por las noches, las manolas, con mantillas de blondas y chapín de raso, traspasaban los umbrales de las bodegas en que se danzaban boleros y fandangos. En su moda, destacaban las patillas en forma de borla o boca de hacha, como la llevaban muchos chulos y toreros; peinado con caído sobre la ceja, flequillo ó tupé sobre la frente. En su mayoría son hijos del pueblo bajo y algunos de clase media. No faltan los vagabundos, ni los pícaros, que van por la vida con aires de grandeza. La manola se caracteriza por su gracia, su donaire y desenfado. Con su trenza en el peinado, su movediza mantilla, su zapatillo chalorado. Eran las clásicas floreras, rabaneras, fruteras y cigarreras. Siempre se ha querido parodiar, sin conseguirlo, la gracia, traje, modales peculiares de la manola.
-. Los majos (Maravillas)-. trabajaban en la milicia. Este barrio ha sido siempre dicharachero, alegre y su ambiente de un señorío. popular, muy al contrario de lo que ocurría en Lavapiés. Había más terciopelo, seda y alegría, mujeres menos alegres pero más recatadas. Iban a bailes de salón y de candil y era gente de rompe y rasga, vivos de ingenio, prontos en la emoción, graciosos, burlones y jaraneros La maja se inmortalizó en las pinturas de Goya y en los sainetes.
-. Los chisperos (Barquillo y Maravillas)- tenían por vocación, las aventuras inesperadas. Revestían sagacidad y astucia picaresca, capa al brazo y bicornio ladeado. Se les llamaba chisperos porque en estos dos barrios había muchos herreros. Eran amantes de la fragua y el yunque
-. Los chulos,- aparecieron en el sigloXIX y no era un personaje específicamente madrileño. Era un mundo de hampones, que tenían sus movimientos en un mínimo espacio de Madrid. Había chulos de baile, chulos de mujeres de mal vivir y chulos de barrios Sus formas de vestir siempre eran las mismas: grave, sentencioso, rígido, con sus pantalones abotinados y su pañuelillo siempre rojo o blanco, liado al cuello y sus andares procesionales
-. Las chulas, chulapas ó chulaponas-. son presentadas en las zarzuelas como gentes de barrios bajos, planchadoras, alegres y felices, con sus claveles, el mantón con flecos y la hierbabuena en el pelo.
-. Los golfos-. no son exclusivos de Madrid. Sus diferencias con los chulos son muy relativas. Atrajeron la atención de ilustres escritores
-. Los ratas-. son ladronzuelos, esencialmente carteristas, que trabajaban en los tranvías y otros lugares concurridos.
-. Los guindillas -. son los policías -"la autoridad"-,
-. Esta es la amalgama formada por los diferentes personajes que dieron realce a los títulos del casticismo de Madrid.
-. m-. El organillero y el peguilla
-. Los organillos ó instrumentos de manubrio, tenían hasta 60 notas en octavas de “Re” y “Mi”, donde se podían grabar con púas hasta 10 piezas. Se alquilaban para celebrar el correspondiente baile dominguero y nacieron de la mano del género chico. El organillo era descendiente de otro pequeño y similar instrumento llamado el organillo de aire, que se colgaba en el cuello y era imprescindible en el acompañamiento de los músicos callejeros.
-. El organillo pasó a ser protagonista de los bailes populares, apareciendo por las calles de Madrid su máximo oficiante: “el organillero “; marchoso y achulado, típico personaje del casticismo barriobajero, daba al manubrio con el codo, aportando su casta hasta en el vestir: chaqueta y pantalón excesivamente ceñidos, gorrilla de seda, pañuelo blanco al cuello y botas de media caña. Unos alcanzaron prestigio y fama. Al organillero le ayudaba “el peguilla “ que tiraba del carro donde iba el organillo y además recogían las monedas que les tiraban desde los balcones y ventanas; su vestimenta solía ser una blusa anudada a la cintura y un pañuelillo atado al cuello.
-n-. Obras cumbres del género chico madrileño en su vertiente lírica
-. Cuatro son las obras elegidas del género lírico madrileño para comentarlas: “dos sainetes líricos” (La verbena de la Paloma y la Revoltosa), “un pasillo de verano” (Agua, azucarillos y aguardiente” y “una revista madrileña cómica-lírica, fantástico –callejera ” (la Gran Vía)
.-La música de estas cuatro obras citadas, se considera la quitaesencia de lo madrileño y aún de lo español. Sorprende en ellas la poca importancia de las músicas tradicionales españolas y la abundancia de bailes del repertorio internacional (valses, polcas, y mazurcas) o bien de tradición hispanomericana (guagiras, habanera), junto con los números tradicionales de la opera italiana (dúos, cuartetos). Una seguilla en la Revoltosa y una soleá en La verbena de la Paloma, algunos pasodobles, pasacalles y jota en La Gran Vía son lo más español de esta música castiza. Incluso el chotis, la música madrileña por excelencia aparece alguna vez.
-. El mundo de la risa, de la burla, de lo grotesco, forma parte de GC y se manifiesta en la importancia de la fiesta. Las tres primeras obras transcurren en días de verbena y del ambiente festivo que engloba todas las obras del GC, con músicas fáciles y pegadizas y sus bailes.
-. Las cuatro obras representan el momento de máximo esplendor del GC. Doce años de creatividad (1886_1897) que no se repetirán nunca más en España, sumida a partir de 1898 en una crisis de la que pronto participaría el GC.
-. o-. La Gran Vía -. Se comentó en: “La Gran Vía: zarzuela y avenida"