RAFAEL CAFFARENA ROBLES
En el número 40, Soria 2001, de "ABANCO Cosas de Soria", Revistas de temas sorianos, apareció publicado, esta vez sin mi pseudónimo habitual de entonces, un artículo titulado "Buscando a Caffarena", que posteriormente aparece en la página web de las hermanas Goig. Aunque sea en un medio tan modesto como este foro, quiero reproducir aquello como pequeño tributo a Rafael Caffarena que sí escribió en Soria y para Soria, uno más de los que, no habiendo nacido en nuestra tierra, llegaron a comprenderla y le mostraron su cariño con sus escritos.
BUSCANDO A CAFFARENA
En la primavera de 1987, Antonio Ruiz Vega publicó, en las páginas de Cultura del desaparecido Soria Semanal, un interesante artículo en dos entregas que llevaba por título “Rafael Caffarena y Soria”. Si no estoy equivocado, formaba parte, o al menos así creo recordarlo, de la serie “La Soria de...” que contribuyó a desintoxicarnos del empacho de tópicos machadianos auspiciados desde los ámbitos de la cultura oficialista y a cuya sombra, como suele ser costumbre inveterada, se cobijan los oportunistas de siempre, sin distinción de edad, sexo o ideología. Y esa devoción al poeta sevillano es, cuando menos, y dicho sea de paso, sospechosa en más de uno.
En el número 40, Soria 2001, de "ABANCO Cosas de Soria", Revistas de temas sorianos, apareció publicado, esta vez sin mi pseudónimo habitual de entonces, un artículo titulado "Buscando a Caffarena", que posteriormente aparece en la página web de las hermanas Goig. Aunque sea en un medio tan modesto como este foro, quiero reproducir aquello como pequeño tributo a Rafael Caffarena que sí escribió en Soria y para Soria, uno más de los que, no habiendo nacido en nuestra tierra, llegaron a comprenderla y le mostraron su cariño con sus escritos.
BUSCANDO A CAFFARENA
En la primavera de 1987, Antonio Ruiz Vega publicó, en las páginas de Cultura del desaparecido Soria Semanal, un interesante artículo en dos entregas que llevaba por título “Rafael Caffarena y Soria”. Si no estoy equivocado, formaba parte, o al menos así creo recordarlo, de la serie “La Soria de...” que contribuyó a desintoxicarnos del empacho de tópicos machadianos auspiciados desde los ámbitos de la cultura oficialista y a cuya sombra, como suele ser costumbre inveterada, se cobijan los oportunistas de siempre, sin distinción de edad, sexo o ideología. Y esa devoción al poeta sevillano es, cuando menos, y dicho sea de paso, sospechosa en más de uno.
BUSCANDO A CAFFARENA
Pero hay otra Soria, o percibida desde otra perspectiva diferente a como la vio el bueno de Don Antonio; es la que fuimos contemplando invitados por la amena pluma de Ruiz Vega que, a fuer de sinceros, consiguió, con inusual habilidad por lo infrecuente, que más de uno comenzaramos a leer el periódico por las páginas culturales. Así nos paseó por la Soria de Álvaro Cunqueiro, o la de Richard Ford; por la de Giménez Caballero: “Soria es el germen de la independencia y de la libertad” o la de Ignacio Carral, García Atienza o Eugenio Noel; también por la de José María de Areilza o la de Roso de Luna: “Es español a medias el que no haya visitado con la devoción del morabito a la Meca esa divina curva del Duero en Soria...”; tampoco faltó, incluso, la de Gabriel Celaya a pesar de tacharnos con crueldad y desprecio, abundando en los viejos, y falsos, tópicos sobre la supuesta opresión castellana.
Pero hay otra Soria, o percibida desde otra perspectiva diferente a como la vio el bueno de Don Antonio; es la que fuimos contemplando invitados por la amena pluma de Ruiz Vega que, a fuer de sinceros, consiguió, con inusual habilidad por lo infrecuente, que más de uno comenzaramos a leer el periódico por las páginas culturales. Así nos paseó por la Soria de Álvaro Cunqueiro, o la de Richard Ford; por la de Giménez Caballero: “Soria es el germen de la independencia y de la libertad” o la de Ignacio Carral, García Atienza o Eugenio Noel; también por la de José María de Areilza o la de Roso de Luna: “Es español a medias el que no haya visitado con la devoción del morabito a la Meca esa divina curva del Duero en Soria...”; tampoco faltó, incluso, la de Gabriel Celaya a pesar de tacharnos con crueldad y desprecio, abundando en los viejos, y falsos, tópicos sobre la supuesta opresión castellana.