Cereales...
De la cebada no diremos tantas cosas; pero con un par de ellas que nombremos ya tiene su fama ganada: La cerveza y el güisqui.
Del centeno, podemos hacer pan de centeno, que no hay quién lo coma; pero que está de moda y que lo hacen por Galicia en donde el trigo se da mal. También diremos algo sobre el cornezuelo que lo produce un hongo llamado Claviceps Purpurea. Si se come mezclado con la harina, es muy perjudicial para la salud. Aunque no muy conocidas en estos tiempos, las intoxicaciones causadas por el consumo del cornezuelo provocaron terribles epidemias en años pasados, especialmente los años con inviernos fríos y veranos muy húmedos. Europa padeció cíclicamente epidemias y plagas de todo tipo que diezmaron a la población, desde gripes, peste, lepra y quizás la menos conocida de todas, pero la más terrorífica, el denominado ignis sacer ("fuego sagrado") o fuego de San Antonio. La primera noticia fehaciente que se tiene de esta epidemia está fechada en el año 1039, en la ciudad francesa de Dauphiné donde está enterrado San Antonio, famoso por sus visiones demoníacas, defensor de la epilepsia, el fuego y las infecciones, de ahí su nombre popular. En la edad media y hasta en el siglo XVII hay datos de intoxicaciones masivas, siendo "la gangrena de los soloñeses" con 8.000 muertos, una de las más conocidas. Más recientemente fueron citados casos de ergotismo en 1926 en la URSS. La epidemia más grande que se recuerda se produjo en el sur de Francia donde murieron cuarenta mil personas (caso del "pan maldito" en el pueblo Pont Saint Esprit); siendo la última en el año 1951, también en éste país donde se utilizó para alimentar al ganado, extendiéndose la enfermedad a las personas, muriendo más de una docena y habiendo cientos de afectados.
El testimonio más antiguos del que se tiene noticia de esta calamidad, se remonta a los tiempos de los asirios, 600 años a. C.
El cornezuelo del centeno, presenta numerosos alcaloides: Ergotamina, ergocristina, ergocriptina, ergometrina, ergotoxina, dihidroergotamina, ergonovina y otras numerosas amidas del ácido lisérgico. Todos estos alcaloides tienen muchísimas propiedades en humanos y otras especies; además, la composición en el cornezuelo es muy variable, pueden estar todos presentes, sólo algunos o ninguno de acuerdo con la zona geográfica en que se lo encuentre y al tipo de planta afectada. Por ello, es práctico, hacer una breve descripción de los efectos de algunas de las drogas para tener un panorama mas amplio de los efectos de su ingesta: La ergotamina: es el ingrediente esencial de preparados farmacéuticos como el Cafergot y el Bellergal, medicamentos que se utilizan contra la migraña y los trastornos nerviosos. La ergotoxina: se emplea en el tratamiento de algunas alteraciones geriátricas de la memoria y trastornos mentales en los geriátricos.
La dihidroergotamina: se utiliza en la terapéutica de trastornos circulatorios. La ergonovina: induce una intensa actividad uterotónica, para acelerar el trabajo de parto, y para evitar la hemorragia post partum.
Cabe aclarar, que todas estas drogas son administradas de una forma muy controlada, y en muy pequeñas dosis.
Del centeno se sacaba la paja larga para hacer el vencejo. El vencejo también es un nombre de pájaro al que nosotros llamamos loncete; pero ahora hablemos un poco de ese atador tan útil e indispensable en la casa de cualquier agricultor. Era el atador universal y servía para ligar o hacer los fajos con todas las clases de cereales, la esparceta, el alfalfe, los garbanzos, el lino, el cáñamo, la leña, las aliagas y un gran etc. Se sacaba de la mata del centeno, de la cual se escogía la parte mas larga. Se procuraba segarlo para que saliera una buena caña; pero no en demasía ya que el “estagón” lo haría demasiado grueso para hacer el nudo. El grano se extraía golpeando la espiga sobre una superficie inclinada y podía servir perfectamente, para éste menester, un trillo por su cara fina. De la paja que se guardaba, se confeccionaban unos fajos que puestos de pie se aguantaban tiesos y recibían el nombre genérico de “frailes”. Para hacer el vencejo deberías tener la paja necesaria en remojo y confeccionar un nudo muy especial por la parte de la espiga, mientras estaba mojada. Al atar también debería tener cierto grado de humedad para que no se rompiera la caña; pero después ya aguantaba mucho tiempo aunque estuviese seco, al sol, con lluvia y bajo cualquier elemento adverso.
La paja trillada del centeno tenía también utilidad para hacer adobes pues les daba la consistencia necesaria para que duraran años y años sin deshacerse, aunque estuviesen de cara vista a la lluvia. En cambio no era buena para la alimentación animal por ser muy correosa.
De la avena, diremos que es muy digestiva para los animales en su estado natural y que para las personas nos la sirven en forma de copos para nuestra alimentación y también como crema suavizante de nuestro cutis y de gel para el baño, con el nombre comercial registrado, de Kinesia. Hoy en día de siega en grandes extensiones sin haber llegado a granar y cuando todavía está verde y se guarda como forraje, al igual que se hace con la alfalfa. Hay cierta oposición a esta práctica pues hay quien dice que se echan a perder muchos nidos que todavía están criando, sobre todo de perdices y codornices y que quedan desprotegidos y a merced de las rapaces, si se habían salvado de las máquinas, que ya es mucho.
Ya por último diremos que la paja de los cuatro cereales nombrados, tienen también una infinidad de aplicaciones entre ellas la de servir de alimento a muchos animales y también para la fabricación de celulosa.
Otras especies que se cultivaron en nuestro pueblo, sobre todo para la obtención de fibras naturales, fueron el cáñamo y el lino. Debieron de tener muchísima importancia hace unos años aun cuando la mayoría de nosotros no sabemos nada al respecto. Lo que si puedo decir es que en Deza, citando el MADOZ diccionario geográfico y estadístico de Soria (1845-1850), había en la villa varios telares donde se fabricaban lienzos de lino y lienzos de cáñamo que se exportaban al exterior. Cita que había cuatro molinos de harina y nada menos que siete de aceite de linaza. También es patente que había varias albercas algunas de las cuales las hemos conocido en uso todavía.
Tampoco debemos olvidar la producción en nuestro término de una planta aromática llamada anís. Su cultivo dio fue intensivo pues tuvo mucha importancia hace unos años, cuando se necesitaba para darle sabor a los destilados del vino o sea a los aguardientes, de lo cual ya hablaremos mas adelante.
Un abrazo.
De la cebada no diremos tantas cosas; pero con un par de ellas que nombremos ya tiene su fama ganada: La cerveza y el güisqui.
Del centeno, podemos hacer pan de centeno, que no hay quién lo coma; pero que está de moda y que lo hacen por Galicia en donde el trigo se da mal. También diremos algo sobre el cornezuelo que lo produce un hongo llamado Claviceps Purpurea. Si se come mezclado con la harina, es muy perjudicial para la salud. Aunque no muy conocidas en estos tiempos, las intoxicaciones causadas por el consumo del cornezuelo provocaron terribles epidemias en años pasados, especialmente los años con inviernos fríos y veranos muy húmedos. Europa padeció cíclicamente epidemias y plagas de todo tipo que diezmaron a la población, desde gripes, peste, lepra y quizás la menos conocida de todas, pero la más terrorífica, el denominado ignis sacer ("fuego sagrado") o fuego de San Antonio. La primera noticia fehaciente que se tiene de esta epidemia está fechada en el año 1039, en la ciudad francesa de Dauphiné donde está enterrado San Antonio, famoso por sus visiones demoníacas, defensor de la epilepsia, el fuego y las infecciones, de ahí su nombre popular. En la edad media y hasta en el siglo XVII hay datos de intoxicaciones masivas, siendo "la gangrena de los soloñeses" con 8.000 muertos, una de las más conocidas. Más recientemente fueron citados casos de ergotismo en 1926 en la URSS. La epidemia más grande que se recuerda se produjo en el sur de Francia donde murieron cuarenta mil personas (caso del "pan maldito" en el pueblo Pont Saint Esprit); siendo la última en el año 1951, también en éste país donde se utilizó para alimentar al ganado, extendiéndose la enfermedad a las personas, muriendo más de una docena y habiendo cientos de afectados.
El testimonio más antiguos del que se tiene noticia de esta calamidad, se remonta a los tiempos de los asirios, 600 años a. C.
El cornezuelo del centeno, presenta numerosos alcaloides: Ergotamina, ergocristina, ergocriptina, ergometrina, ergotoxina, dihidroergotamina, ergonovina y otras numerosas amidas del ácido lisérgico. Todos estos alcaloides tienen muchísimas propiedades en humanos y otras especies; además, la composición en el cornezuelo es muy variable, pueden estar todos presentes, sólo algunos o ninguno de acuerdo con la zona geográfica en que se lo encuentre y al tipo de planta afectada. Por ello, es práctico, hacer una breve descripción de los efectos de algunas de las drogas para tener un panorama mas amplio de los efectos de su ingesta: La ergotamina: es el ingrediente esencial de preparados farmacéuticos como el Cafergot y el Bellergal, medicamentos que se utilizan contra la migraña y los trastornos nerviosos. La ergotoxina: se emplea en el tratamiento de algunas alteraciones geriátricas de la memoria y trastornos mentales en los geriátricos.
La dihidroergotamina: se utiliza en la terapéutica de trastornos circulatorios. La ergonovina: induce una intensa actividad uterotónica, para acelerar el trabajo de parto, y para evitar la hemorragia post partum.
Cabe aclarar, que todas estas drogas son administradas de una forma muy controlada, y en muy pequeñas dosis.
Del centeno se sacaba la paja larga para hacer el vencejo. El vencejo también es un nombre de pájaro al que nosotros llamamos loncete; pero ahora hablemos un poco de ese atador tan útil e indispensable en la casa de cualquier agricultor. Era el atador universal y servía para ligar o hacer los fajos con todas las clases de cereales, la esparceta, el alfalfe, los garbanzos, el lino, el cáñamo, la leña, las aliagas y un gran etc. Se sacaba de la mata del centeno, de la cual se escogía la parte mas larga. Se procuraba segarlo para que saliera una buena caña; pero no en demasía ya que el “estagón” lo haría demasiado grueso para hacer el nudo. El grano se extraía golpeando la espiga sobre una superficie inclinada y podía servir perfectamente, para éste menester, un trillo por su cara fina. De la paja que se guardaba, se confeccionaban unos fajos que puestos de pie se aguantaban tiesos y recibían el nombre genérico de “frailes”. Para hacer el vencejo deberías tener la paja necesaria en remojo y confeccionar un nudo muy especial por la parte de la espiga, mientras estaba mojada. Al atar también debería tener cierto grado de humedad para que no se rompiera la caña; pero después ya aguantaba mucho tiempo aunque estuviese seco, al sol, con lluvia y bajo cualquier elemento adverso.
La paja trillada del centeno tenía también utilidad para hacer adobes pues les daba la consistencia necesaria para que duraran años y años sin deshacerse, aunque estuviesen de cara vista a la lluvia. En cambio no era buena para la alimentación animal por ser muy correosa.
De la avena, diremos que es muy digestiva para los animales en su estado natural y que para las personas nos la sirven en forma de copos para nuestra alimentación y también como crema suavizante de nuestro cutis y de gel para el baño, con el nombre comercial registrado, de Kinesia. Hoy en día de siega en grandes extensiones sin haber llegado a granar y cuando todavía está verde y se guarda como forraje, al igual que se hace con la alfalfa. Hay cierta oposición a esta práctica pues hay quien dice que se echan a perder muchos nidos que todavía están criando, sobre todo de perdices y codornices y que quedan desprotegidos y a merced de las rapaces, si se habían salvado de las máquinas, que ya es mucho.
Ya por último diremos que la paja de los cuatro cereales nombrados, tienen también una infinidad de aplicaciones entre ellas la de servir de alimento a muchos animales y también para la fabricación de celulosa.
Otras especies que se cultivaron en nuestro pueblo, sobre todo para la obtención de fibras naturales, fueron el cáñamo y el lino. Debieron de tener muchísima importancia hace unos años aun cuando la mayoría de nosotros no sabemos nada al respecto. Lo que si puedo decir es que en Deza, citando el MADOZ diccionario geográfico y estadístico de Soria (1845-1850), había en la villa varios telares donde se fabricaban lienzos de lino y lienzos de cáñamo que se exportaban al exterior. Cita que había cuatro molinos de harina y nada menos que siete de aceite de linaza. También es patente que había varias albercas algunas de las cuales las hemos conocido en uso todavía.
Tampoco debemos olvidar la producción en nuestro término de una planta aromática llamada anís. Su cultivo dio fue intensivo pues tuvo mucha importancia hace unos años, cuando se necesitaba para darle sabor a los destilados del vino o sea a los aguardientes, de lo cual ya hablaremos mas adelante.
Un abrazo.