Buenas tardes amiga Las Matas: Había un hombre que tenía 17 vacas (quizá fuese de La Nuez de Arriba pues en Deza nunca ha habido tal cantidad juntas) y las dejó en herencia a sus tres hijos. Al mayor le correspondía la mitad de los animales; al mediano un tercio y al menor un noveno. La condición era que no se tenía que sacrificar ninguna pues se las tenían que llevar a sus casas andando. Total que pensando y pensando llegaron a una reparto muy razonable y todos ganaron y marcharon contentos con sus vaquiñas caminado hacia sus respectivos establos. ¿Solución...?
Un abrazo.
Un abrazo.