Y, puesto que vamos de poesía, otra para mi nieto:
Las Oréades, bajaron de sus cimas,
para darte frescura;
y las Nereidas suben de sus simas
para darte hermosura.
Las Napeas surgieron de su valle
por darte simpatía,
y acaraician las Náyades tu talle,
su perfecta armonia.
Las Crénides, que moran en las fuentes,
te otorgaron prudencia;
y las Alseídes decisión y suerte,
humor e inteligencia.
Las Hamadríades velan las virtudes
y te dieron nobleza;
las Cárites, que viven entre nubes,
tu singular franqueza.
Las Hespérides, ninfas del ocaso,
envidian tu sonrisa,
y las Moiras lo grácil de tu paso
sutil como brisa.
Y Megara celosa de tu cara
me negó pleitesía,
hasta que Erato misma me inspirara
glosarte en poesía.
pefeval
Las Oréades, bajaron de sus cimas,
para darte frescura;
y las Nereidas suben de sus simas
para darte hermosura.
Las Napeas surgieron de su valle
por darte simpatía,
y acaraician las Náyades tu talle,
su perfecta armonia.
Las Crénides, que moran en las fuentes,
te otorgaron prudencia;
y las Alseídes decisión y suerte,
humor e inteligencia.
Las Hamadríades velan las virtudes
y te dieron nobleza;
las Cárites, que viven entre nubes,
tu singular franqueza.
Las Hespérides, ninfas del ocaso,
envidian tu sonrisa,
y las Moiras lo grácil de tu paso
sutil como brisa.
Y Megara celosa de tu cara
me negó pleitesía,
hasta que Erato misma me inspirara
glosarte en poesía.
pefeval
Este hombre no es un abuelo: ¡Es un abuelazooooo!
Vay por delante nuestra enhorabuena. Y que tenga mucha salud para pasear a su nietecito, que suponemos ya ha comenzado a caminar solito: Bueno es un decir pues los abuelos no creas que los dejan solos así como así: Tienen que estar muy seguros de que el nieto no caida. Los hijos, si caían se tenían que levantar. Pero... ¡Ay el nieto!
Un abrazo.
Vay por delante nuestra enhorabuena. Y que tenga mucha salud para pasear a su nietecito, que suponemos ya ha comenzado a caminar solito: Bueno es un decir pues los abuelos no creas que los dejan solos así como así: Tienen que estar muy seguros de que el nieto no caida. Los hijos, si caían se tenían que levantar. Pero... ¡Ay el nieto!
Un abrazo.