Cuando yo era chico, de esto ya hace muchos años, las puertas de las huertas y huertos estaban todas cerradas al paso de los extraños. No obstante, cuando llegaba al pueblo algún carro con naranjas que las cambiaba por trapos viejos y suelas de alpargata, los chavales saltábamos dentro y recorríamos la tierra buscando dichas suelas. Y es que durante muchos siglos todas las basuras caseras se echaban al huerto y allí estaba durante años hasta podrirse. Y allí se encontraban las suelas que recogíamos para cambiarlas por naranjas o chifletes, según el caso.
Un abrazo.
Un abrazo.