Un año, a últimos de septiembre que es cuando se sube a San Roque y se baja a Santa Bárbara, se presentó una tormenta y estuvimos apunto de bajar la santa en mi furgoneta. Ya estaba dentro; pero al presentir que ya había pasado el peligro, la volvimos sacar y se bajó a hombros, por la cuesta, como es preceptivo en situaciones normales. Este año ha querido el santo modernizarse y bajar como cada “quisque”, en coche.
Un abrazo.
Un abrazo.