ORTEGA Y GASSET Y LA FIESTA DE LOS TOROS: LA GEOMETRÍA TAURINA I
-. José Ortega y Gasset, uno de los intelectuales más brillantes del siglo XX, sin ser aficionado, sí estudió con detenimiento lo que significa la Fiesta de los Toros y la trascendencia de este espectáculo taurino en la Historia de España. Participó en el mundo de los toros a través de su obra literaria y de sus intervenciones orales.
-. Uno de sus momentos estelares en este campo es el epílogo al libro “ El arte de torear “ de su homónimo Domingo Ortega y después recogido en la obra del filósofo:”La caza y los toros “, donde en su análisis, asevera de manera categórica:
-. “ No puede comprender bien la Historia de España, desde 1650 hasta hoy, quien no se haya construido con rigurosa construcción la historia de las corridas de toros en el sentido estricto del término, no de la fiesta de los toros, que más o menos vagamente ha existido en la Península desde hace de tres milenios, sino lo que nosotros actualmente llamamos con este nombre.”
-.” La historia de las corridas de toros revela alguno de los secretos más recónditos de la vida nacional española durante tres siglos. Y no se trata de vagas apreciaciones, sino que otro modo no se puede definir con precisión la peculiar estructura social de nuestro pueblo durante esos siglos, estructura social que es, en muy importantes órdenes, estrictamente inversa de la normal en las otras grandes naciones de Europa “…
-. Ortega y Gasset nos quiere decir que es necesario conocer la historia del toreo desde la época de Felipe IV hasta nuestros días, para poder tener conocimiento de la historia de España.
-. Otras obras de Ortega y Gasset que hablan de este tema son: 1- En el ensayo de.”Goya “ en el capítulo 5: “Goya y lo popular”.2-. En el ensayo: “Velázquez”.3-. En su volumen:” Una interpretación de la historia universal “ en torno Toynbee. 4-. En su ensayo. “ La deshumanización del arte “
-. En su obra “Goya” habla Ortega de “las dos máximas creaciones artísticas de nuestro pueblo: los toros y el teatro “ a mediados del siglo XVIII. “Cuando la aristocracia se apea como clase rectora del caballo y rinde la lanza y salta la plebe del siglo XVII a la plaza, el mismo alarde que lleva a pueblo a los toros queda impreso desde entonces en la vida nacional”. Recuerda el cambio que la fiesta de los toros experimenta en los protagonistas, al desaparecer la nobleza y ser sustituida por los hombres plebeyos. Aparece el vocablo “ torero “, pero el camino a recorrer hasta llegar a estar ante “ la corrida de toros “ como espectáculo rigurosamente conformado, sometido a reglas de arte y a normas estéticas fue largo, como nos dice Ortega-.:“La gestión fue lenta: duró medio siglo. Puede decirse que en torno a 1740 cuando la Fiesta cuajó como obra de arte “ con la aparición de las primeras “cuadrillas” organizadas, que reciben el toro del toril, cumpliendo los ritos ordenados y lo devuelven a los corrales muerto en “forma”
-. Esta transformación tuvo el efecto del despertar un apasionamiento arrollador por la fiesta de los toros en todos los niveles de la sociedad española. “Ricos y pobres, hombres y mujeres, dedican una proporción de cada jornada a prepararse para la corrida, ir a ella, a hablar de ella y de sus héroes. Fue una auténtica obsesión “ “El espectáculo taurino es sólo la faz o presencia momentánea de todo un mundo que vive oculto tras él y que incluye desde las dehesas donde se crían las reses bravas hasta las tabernas, donde se reúnen las tertulias de toreros y aficionados “
-. En su obra:” La caza y los toros “ plantea Ortega su postura intelectual frente al festejo taurino y afirma: “ No soy un aficionado a los toros. Después de mi adolescencia son contadísimas las corridas de toros a que he asistido; las estrictamente necesarias para poder hacerme cargo de cómo iban las cosas. En cambio he hecho con los toros, lo que no se había hecho: prestar mi atención con intelectual generosidad al hecho sorprendente, que son las corridas de toros, espectáculo que no tiene similitud con ningún otro, que ha resonado en todo el mundo y que, dentro de las dimensiones de la historia española en los dos últimos siglos, significa una realidad de primer orden “.
-. Según lo expresado, Ortega estima que es preciso estudiar “las corridas de toros”, no como “aficionado”, sino como “analizador de humanidades”. Esta faceta también la pone de manifiesto en su libro:” Meditación de la técnica”, donde dice que Galileo se iba a pasear a los arsenales de Venecia, para observar los movimientos fundamentales de las máquinas, rodeado de grúas y cabestrantes.
-. ¿Qué pensaba Ortega sobre las condiciones mínimas que deben exigirse al toro bravo? Afirmaba:”Para un español la palabra "toro" no significa un concepto tan genérico como Bull para un inglés o Strer para un alemán. Me refiero a un español que lleve en las venas la tradición nacional. “... “Más para un español de cepa, toro no significa cualquier macho bovino, sino precisa y exclusivamente el macho bovino que tiene cuatro o cinco años y del que se reclama que posea tres virtudes: casta, poder y pies. Si no tiene cuatro años no es toro, es novillo o becerro. Si no posee, en una u otra dosis y combinación, aquellas tres virtudes, podrá llamarse toro, pero comprometiéndose a agregar malo-. será toro malo-. donde malo significa lo que cuando había duros de plata, llevaba a decir: ¡Hombre hoy me han dado un duro malo!, donde malo significa que, por haches o por erres, no era un duro. Esto le pasa a un toro que no posee ni casta, ni pies, ni poder “
-. ¿Qué pensaba Ortega sobre el toro y el toreo? Estima que “toro y torero excepto en la cogida,, no deja margen a la atención para percibir en su detalle la doble melodía de los movimientos que es cada suerte. De aquí que la doctrina expuesta por Domingo Ortega se nos presenta con cierto aire de teorema geométrico. todo lo demás es geometría ó cinemática”. En la lidia todo es rápido y dramático y nos sobrecoge. Toro y toreo son dos sistemas de puntos que han de variar en correlación el uno con el otro.”
-.“Es extraño que no se haya compuesto nunca una geometría y cinemática taurina, cuando todo el que ha querido explicar una suerte ha tenido que tomar el lápiz de dibujar líneas que simbolizan movimientos”.
-.” Toro y torero constituyen lo que los matemáticos llaman grupo de transformaciones geométricas. Es sabido que la geometría reclama en sus cultivadores una peculiarísima dote nativa para la intuición de las relaciones espaciales, ello acontece también en la geometría del toreo En la terminología taurina en lugar de espacios y sistemas de puntos, se habla de terrenos y esta intuición de los terrenos- toro y torero- es el don congénito y básico que el gran torero trae al mundo. Merced a él, sabe estar siempre en su sitio, porque ha anticipado infaliblemente el sitio que va a ocupar el animal. Todo lo demás, aún siendo importante es secundario: valor, gracia, agilidad de músculo. El esfuerzo y un continuado ejercicio permiten que quien carece de ese don llegue a aprender algunos rudimentos de la ciencia de los terrenos y consiga realizar, sin ser atropellado algunas suertes gruesas como los capotazos de los peones. Pero el toreo auténtico y pleno, presupone ineludiblemente aquella extraña inspiración cinemática que es, a mi juicio, el más substantivo talento del gran torero. Por eso la excelencia de éste, aparece inmediatamente desde sus primeras actuaciones. Tampoco el torero se hace, sino se nace..
-. Para Ortega y Gasset:” La embestida del toro no es ciega, sino dirigible por parte del torero.”.”El toro es el animal que embiste, y su furia no es ciega, como la del hombre -que lo deshumaniza-, sino reflejo de su propia pujanza vital”. “La embestida del toro se dirige siempre al objeto que la provoca: el engaño que exhibe el torero “.
-. José Ortega y Gasset, uno de los intelectuales más brillantes del siglo XX, sin ser aficionado, sí estudió con detenimiento lo que significa la Fiesta de los Toros y la trascendencia de este espectáculo taurino en la Historia de España. Participó en el mundo de los toros a través de su obra literaria y de sus intervenciones orales.
-. Uno de sus momentos estelares en este campo es el epílogo al libro “ El arte de torear “ de su homónimo Domingo Ortega y después recogido en la obra del filósofo:”La caza y los toros “, donde en su análisis, asevera de manera categórica:
-. “ No puede comprender bien la Historia de España, desde 1650 hasta hoy, quien no se haya construido con rigurosa construcción la historia de las corridas de toros en el sentido estricto del término, no de la fiesta de los toros, que más o menos vagamente ha existido en la Península desde hace de tres milenios, sino lo que nosotros actualmente llamamos con este nombre.”
-.” La historia de las corridas de toros revela alguno de los secretos más recónditos de la vida nacional española durante tres siglos. Y no se trata de vagas apreciaciones, sino que otro modo no se puede definir con precisión la peculiar estructura social de nuestro pueblo durante esos siglos, estructura social que es, en muy importantes órdenes, estrictamente inversa de la normal en las otras grandes naciones de Europa “…
-. Ortega y Gasset nos quiere decir que es necesario conocer la historia del toreo desde la época de Felipe IV hasta nuestros días, para poder tener conocimiento de la historia de España.
-. Otras obras de Ortega y Gasset que hablan de este tema son: 1- En el ensayo de.”Goya “ en el capítulo 5: “Goya y lo popular”.2-. En el ensayo: “Velázquez”.3-. En su volumen:” Una interpretación de la historia universal “ en torno Toynbee. 4-. En su ensayo. “ La deshumanización del arte “
-. En su obra “Goya” habla Ortega de “las dos máximas creaciones artísticas de nuestro pueblo: los toros y el teatro “ a mediados del siglo XVIII. “Cuando la aristocracia se apea como clase rectora del caballo y rinde la lanza y salta la plebe del siglo XVII a la plaza, el mismo alarde que lleva a pueblo a los toros queda impreso desde entonces en la vida nacional”. Recuerda el cambio que la fiesta de los toros experimenta en los protagonistas, al desaparecer la nobleza y ser sustituida por los hombres plebeyos. Aparece el vocablo “ torero “, pero el camino a recorrer hasta llegar a estar ante “ la corrida de toros “ como espectáculo rigurosamente conformado, sometido a reglas de arte y a normas estéticas fue largo, como nos dice Ortega-.:“La gestión fue lenta: duró medio siglo. Puede decirse que en torno a 1740 cuando la Fiesta cuajó como obra de arte “ con la aparición de las primeras “cuadrillas” organizadas, que reciben el toro del toril, cumpliendo los ritos ordenados y lo devuelven a los corrales muerto en “forma”
-. Esta transformación tuvo el efecto del despertar un apasionamiento arrollador por la fiesta de los toros en todos los niveles de la sociedad española. “Ricos y pobres, hombres y mujeres, dedican una proporción de cada jornada a prepararse para la corrida, ir a ella, a hablar de ella y de sus héroes. Fue una auténtica obsesión “ “El espectáculo taurino es sólo la faz o presencia momentánea de todo un mundo que vive oculto tras él y que incluye desde las dehesas donde se crían las reses bravas hasta las tabernas, donde se reúnen las tertulias de toreros y aficionados “
-. En su obra:” La caza y los toros “ plantea Ortega su postura intelectual frente al festejo taurino y afirma: “ No soy un aficionado a los toros. Después de mi adolescencia son contadísimas las corridas de toros a que he asistido; las estrictamente necesarias para poder hacerme cargo de cómo iban las cosas. En cambio he hecho con los toros, lo que no se había hecho: prestar mi atención con intelectual generosidad al hecho sorprendente, que son las corridas de toros, espectáculo que no tiene similitud con ningún otro, que ha resonado en todo el mundo y que, dentro de las dimensiones de la historia española en los dos últimos siglos, significa una realidad de primer orden “.
-. Según lo expresado, Ortega estima que es preciso estudiar “las corridas de toros”, no como “aficionado”, sino como “analizador de humanidades”. Esta faceta también la pone de manifiesto en su libro:” Meditación de la técnica”, donde dice que Galileo se iba a pasear a los arsenales de Venecia, para observar los movimientos fundamentales de las máquinas, rodeado de grúas y cabestrantes.
-. ¿Qué pensaba Ortega sobre las condiciones mínimas que deben exigirse al toro bravo? Afirmaba:”Para un español la palabra "toro" no significa un concepto tan genérico como Bull para un inglés o Strer para un alemán. Me refiero a un español que lleve en las venas la tradición nacional. “... “Más para un español de cepa, toro no significa cualquier macho bovino, sino precisa y exclusivamente el macho bovino que tiene cuatro o cinco años y del que se reclama que posea tres virtudes: casta, poder y pies. Si no tiene cuatro años no es toro, es novillo o becerro. Si no posee, en una u otra dosis y combinación, aquellas tres virtudes, podrá llamarse toro, pero comprometiéndose a agregar malo-. será toro malo-. donde malo significa lo que cuando había duros de plata, llevaba a decir: ¡Hombre hoy me han dado un duro malo!, donde malo significa que, por haches o por erres, no era un duro. Esto le pasa a un toro que no posee ni casta, ni pies, ni poder “
-. ¿Qué pensaba Ortega sobre el toro y el toreo? Estima que “toro y torero excepto en la cogida,, no deja margen a la atención para percibir en su detalle la doble melodía de los movimientos que es cada suerte. De aquí que la doctrina expuesta por Domingo Ortega se nos presenta con cierto aire de teorema geométrico. todo lo demás es geometría ó cinemática”. En la lidia todo es rápido y dramático y nos sobrecoge. Toro y toreo son dos sistemas de puntos que han de variar en correlación el uno con el otro.”
-.“Es extraño que no se haya compuesto nunca una geometría y cinemática taurina, cuando todo el que ha querido explicar una suerte ha tenido que tomar el lápiz de dibujar líneas que simbolizan movimientos”.
-.” Toro y torero constituyen lo que los matemáticos llaman grupo de transformaciones geométricas. Es sabido que la geometría reclama en sus cultivadores una peculiarísima dote nativa para la intuición de las relaciones espaciales, ello acontece también en la geometría del toreo En la terminología taurina en lugar de espacios y sistemas de puntos, se habla de terrenos y esta intuición de los terrenos- toro y torero- es el don congénito y básico que el gran torero trae al mundo. Merced a él, sabe estar siempre en su sitio, porque ha anticipado infaliblemente el sitio que va a ocupar el animal. Todo lo demás, aún siendo importante es secundario: valor, gracia, agilidad de músculo. El esfuerzo y un continuado ejercicio permiten que quien carece de ese don llegue a aprender algunos rudimentos de la ciencia de los terrenos y consiga realizar, sin ser atropellado algunas suertes gruesas como los capotazos de los peones. Pero el toreo auténtico y pleno, presupone ineludiblemente aquella extraña inspiración cinemática que es, a mi juicio, el más substantivo talento del gran torero. Por eso la excelencia de éste, aparece inmediatamente desde sus primeras actuaciones. Tampoco el torero se hace, sino se nace..
-. Para Ortega y Gasset:” La embestida del toro no es ciega, sino dirigible por parte del torero.”.”El toro es el animal que embiste, y su furia no es ciega, como la del hombre -que lo deshumaniza-, sino reflejo de su propia pujanza vital”. “La embestida del toro se dirige siempre al objeto que la provoca: el engaño que exhibe el torero “.