DEZA: ORTEGA Y GASSET Y LA FIESTA DE LOS TOROS: LA GEOMETRÍA...

ORTEGA Y GASSET Y LA FIESTA DE LOS TOROS: LA GEOMETRÍA TAURINA IV (Continuación)

-. Conclusiones: 1º-. A partir de la muerte de Joselito, se impone la visión plástica y el valor emocional. Se crea un ritmo de torear. Se pierde el aire de la fiesta, de regocijo del público. Se acorta el espacio y se alarga el tiempo de los pases, con un temple desconocido. El toro amengua en prestigio, y la geometría del espacio acaba por convertirse en geometría plana, como vamos a demostrar. Al analizar la tauromaquia basada en su geometría, del 'toreo antiguo' podríamos decir que el torero y el toro ocupaban diferentes planos paralelos---terrenos-, porque el torero (recta vertical) estaba contenido en un plano proyectante horizontal con infinitas direcciones y el toro (recta horizontal) pertenecía a un plano proyectante horizontal con dirección única. Ellos parecían circular por diferentes carriles. La táctica del lidiador consistía en asegurarse que la trayectoria del animal fuera paralela a la suya sin que confluyera con ella. Pero cuando eso fuera imposible, el torero trataba que la intersección de las dos trayectorias fuera lo más breve posible y rápidamente el torero se sale del alcance toro.

-. Considerando la geometría taurina de Belmonte, consiguió con su forma de torear el haber puesto al torero y al toro en el mismo plano proyectante horizontal, eliminando el carril por el cual el matador circulaba, ya que torero (vertical) permanece estático en su terreno y al convertir, con su técnica, al toro (recta horizontal) en un punto. Por tanto, ese plano proyectante horizontal queda determinado por la recta vertical (torero) y el punto (toro) El toro es forzado a girar alrededor del torero describiendo el toro tangentes en torno al torero.. Belmonte redujo a un mínimo la distancia entre el hombre y la bestia en la lidia, hasta tal punto que durante las suertes, ambos parecían integrarse en una entidad hombre-bestia

-. La fiesta queda en un espectáculo de perfil, de dos dimensiones, (con el toro y el torero en el mismo plano, porque ya no se torea de frente, sino de perfil, de lado). El espectáculo de fiesta con tres dimensiones (toro y el torero toreando de frente) desaparece y la visión óptica queda acortada. Los tres elementos antiguos que creaban la sensación de volumen: el tiempo de la suerte, el movimiento del toro, y el movimiento del torero, quedan reducidos a dos: el tiempo de la suerte y el movimiento del toro, porque el movimiento de traslación del torero desaparece, solo rota. (El movimiento del torero, cuando existe en algún pase, es tan compuesto o armónico, que forma parte de la embestida del toro). Existe, pues, el valor emocional entre la actividad plástica y casi inmóvil del torero y la brutalidad desatada del toro. Aquellos toreros palpitantes se acaban con Joselito el Gallo. Joselito fue el ultimo torero de la Fiesta.

- La Guerra Civil española destruyó las ganaderías de toros bravos, impidiendo que se ofreciesen para las fiestas toros mayores de 4 años, que eran robustos y por naturaleza más violentos. El toro de 4 años, es más pequeño, más ágil, pero menos bravío. Los toreros tuvieron entonces que buscar la emoción de la corrida por otras vías: el toreo ganó en aire estético, y en coreografía. La corrida de toros ya no es conjunto unitario. Empieza admitir para la desgracia de la fiesta, la consideración aislada de suertes, lances de capa y pases de muleta. La consideración separada de ese conjunto de suertes falsea la idea, el auténtico concepto que debemos de tener de la corrida de toros, al separar hechos y situaciones.

2ª-. A lo largo de la vida de Ortega y Gasset, los toros fueron una presencia constante ya fuera organizando festejos benéficos con el pintor Zuloaga, acudiendo (poco) a las plazas y algunas veces a capeas en las que pudo dar algunos lances, o manteniendo estrecha amistad con dos famosos toreros: Belmonte y Domingo Ortega. Pero en su vida intelectual también los toros fueron determinantes. Ya en el año 1910 pretendió escribir un libro sobre tauromaquia titulado Paquiro o de las corridas de toros. Nunca lo hizo,
-Sin duda, Ortega y Gasset, en su calidad de espectador excepcional, apreció con clarividencia aspectos sociológicos de la Fiesta de los Toros, que van más allá del mero espectáculo taurino. Fue un conocedor de los toros, de la fiesta de los toros en su más amplio sentido, pudiéndose considerar como espectador del festejo taurino, si no asiduo, si por lo menos asistente a los cosos para no perder el conocimiento de la realidad taurina, para hacerse cargo de “como iban las cosas” según frase suya, pero nunca “ un aficionado a los toros “.

-. Sus originalísimos enfoques de la fiesta, desde distintos ángulos, con la sagacidad y profundidad características en su vastísima obra, han contribuido de forma importantísima a la elevación y dignificación del hecho taurino, del hecho social que supone la corrida de toros. No faltó incluso su presencia física ante aficionados de la fiesta brava, ante sus protagonistas, bien alejados de los caminos de la filosofía, como nos lo atestigua el propio Ortega en sus. “Notas para un brindis”, en un homenaje que se tributó a él, cuando a la vista de su auditorio dice:” Extraña, insólita combinación que representa reunirse a comer unos toreros en torno a un filósofo

-. Saludos. Lacalle Mediavilla