EN MEMORIA DE LAS ENSEÑANZAS DE JOSELITO EL GALLO Y DE GREGORIO CORROCHANO II (Continuación)
-. La casta es la raza del toro de procedencia brava conocida: casta navarra, casta castellana, casta andaluza, casta vazqueña, casta vistahermosa…que presentan caracteres hereditarios y diferencias somáticas. La bravura es la cualidad específica del carácter e instinto de los toros bravos, cuyo origen y medida se desconocen. Por tanto, la casta no debe confundirse con la bravura (son frecuentes los casos de toros mansos encastados), pero tampoco es concebible un toro bravo sin casta.
-. Dice Corrochano: “ Cuando un toro tiene edad de toro, está bien criado, lo que se le supone poder y salud, y en el tipo de ganadería, es toro, pese lo que pese. Si le falta la edad, el poder y el trapío, no es toro, es novillo, pese lo que pese.”-.” La bravura es un instinto de defensa, de un grano parecido al valor de los toreros. Porque si el toro defiende su temor acometiendo con bravura, el torero tranquiliza su miedo toreando valerosamente. Son dos miedos que se encuentran, se retan, chocan; el miedo del toro bravo al toreo y el miedo del torero valiente al toro. Ese acoplamiento de bravura y valor, al enfrentarse y temerse, hace posible la maravilla del toreo”.
-. La bravura tiene una escala de codicia, de nobleza ó instinto de defensa, de sentido o facultad de diferenciar el engaño del bulto. Un buen observador puede ver esta escala, más o menos acusada, en una corrida de toros de una misma ganadería. Tan variable y difícil de conocer y sujetar es la bravura “
-. Escribe Corrochano en su libro “Cuando suena el Clarín: “ En Guerrita empieza a bajar el toro. Se retira el coloso de Córdoba y con Guerrita se va el interés por el toreo; entonces sube el interés por el toro y, por lo tanto sube el toro. Viene Gallito y Belmonte a fijar otra vez la máxima atención del público por el torero, y empieza a bajar el toro, porque el espectador no ve en el ruedo más que a ellos. Muere Gallito y se retira Belmonte; el torero pierde interés, sube el toro. Cuando desaparecen los toreros de la época, el público decae, hay una pausa en la Fiesta, que se salva con el toro, hasta que se rehace la afición, como se rehacen las viudas. Viene Manolete con un interés colosal y el toro da el bajón definitivo; durante su época se impone el toro chico y el afeitado “
-. Decía Domingo Ortega:”Había en los años treinta un plantel de matadores extraordinarios y posiblemente fue la época de mayor plenitud en la historia del toreo. Ortega parece estar en ello. ¿Y la actual? "El toro marca diferencias con el toreo de mi tiempo. El de ahora sale noblote, pues tiene menos movimiento intelectual. Antes había mayor número de toros complicados y es con ellos con los que se funde el arte de torear".
-. "El toro coge por error del torero" es uno de los teoremas de la biblia orteguiana. "El toro no ha de coger nunca", confirma el maestro. "En la lidia sólo hay dos verdades: o mandas tú o manda el toro". Esto quizá explique la convicción popular de que Domingo Ortega a un toro malo lo hacía bueno. "Sí, decían eso. Y significa que el buen torero corrige los defectos del toro. Si puntea el engaño, en cuanto le hagas creer que puede cogerlo -pero sin pemitir que lo alcance-, irá más largo, para atraparlo, y acabará por no tirar derrotes. Para el punteo, la regla fundamental es dar y alargar, ¿comprende?".
-. Síntomas de los toros bravos son: Cuando salen de chiqueros se arrancan, acometen, rematan en uno, dos o tres burladeros. Se suponen más bravos, los que lo hacen en las tres suertes. No sale suelto de los capotes. No da la vuelta al revés. Es decir, no se vuelve por el pitón contrarios del que está embistiendo. Embiste de largo y pasa por su ímpetu unos metros, donde se revuelve o se para fijo en el engaño que identifica como su enemigo. Acude al cite de la muleta humillado y no hace movimientos engañosos. A veces se cae de bravo, al humillar mucho clava los pitones en la arena y da una vuelta de campana o por girar demasiado deprisa se tropieza y cae. Estas pérdidas de equilibrio no se deben confundir con signos de mansedumbre o falta de de fuerzas. Aprieta en varas y no se duele al castigo ni sale suelto. Repite las embestidas. Si tiene mucha casta aprieta y se revuelve muy rápido, lo que dificulta la colocación del torero. Aceptan la pelea en cualquier terreno. Para valorar bien la bravura hay que darse cuenta de la fuerza que tiene el toro en cada momento y saber valorar las otras características que intervienen como la violencia, el genio, las querencias, los agentes externos como los ruidos y cualquier otra cosa que pueda afectar su embestida, pero no varía su valor y que muchas veces confundimos.
-. Teoría de las querencias-. Dice Corrochano-. El toro, desde que sale a la plaza, pone en juego su instinto defensivo. Su primera acción es buscar la salida, y ese instinto de libertad ya no le abandona en toda la lidia, aunque sea menos visible en unos toros que en otros. La bravura es una forma aguda de la defensa; sufre grandes y diversas reacciones; por eso unos toros se crecen al castigo y otros se duelen o huyen: Esto suele ser el principal origen de las querencias. Por eso, el torero debe ser un atento espectador del toro, para que en todo momento sepa por donde va el instinto. “
-. “ Los defectos de los toros son un seguro peligro cuando no se ven o no se tienen en cuenta. Cuando se torea con ellos, el peligro se convierte en ventaja para el torero. El que no se haya dado cuenta de la querencia de un toro, torea a ciegas; el que se haya dado cuenta, la aprovecha. “
-. “ Si un toro tiene querencia a las tablas, el torero que se interponga entre el toro y las tablas no toreará a gusto y estará acosado o cogido, si el toro se ciñe demasiado a su querencia. El que se ponga por fuera y le dé al toro los terrenos de adentro, toreará, no solamente a gusto, sino con ausencia de peligro. Esto no quiere decir que no se meta en los terrenos de dentro, que son los terrenos del toro, pero sabiendo donde se mete, para que se mete y, precisamente, para aprovechar a su favor la querencia. Por ejemplo: cuando un torero quiere que el toro, con querencia en tablas, le ayude en la suerte suprema, se colocará por dentro, dando la espalda a los tableros y arrancando de dentro a afuera. Hay que conocer las querencias y aprovecharlas, unas veces para defenderse y otras para dar emoción.”
-. Cómo se debe ver una corrida de toros-. El toreo es tan difícil de ver porque es un arte en movimiento, un arte en el tiempo que nunca se detiene para que lo alcances, ni deja respiro para que lo vuelvas a pensar antes de haber transcurrido. El aficionado tiene que tener mucha imaginación, toda la necesaria para volver a pasar el toreo por su corazón y por su frente.
-. Andrés Amorós apostilla: “El primer precepto para ser buen aficionado es: mirar continuamente al toro, no perderlo de vista, estudiar sus reacciones, tratar de averiguar sus cualidades y defectos, observar como va cambiando a lo largo de la lidia, valorar en función de todo eso, todo lo que realice el diestro”.
-. Corrochano dice:”Para ver una corrida de toros, es condición indispensable, no perder de vista al toro. Es muy importante lo que hace el toro. Donde está el toro, está la corrida. El que solo mira al torero, ve la mitad. Hay que mirar al toro y al torero, pero primero al toro. Todo gira en el ruedo alrededor del toro. El toro es el protagonista, es el objeto del espectáculo. El espectador que distrae de su vista el toro, en aquel instante deja de ver la corrida. Al mirar al toro, no solamente vemos lo que hace el toro, sino lo que hacen con él los toreros. Y relacionando lo que hace el toro y la intervención del torero, juzgamos. Acabamos de definir la lidia. La posibilidad del toreo la da el toro. Y de eso depende el conocimiento del espectador. No olvidemos esta premisa: El toreo es función del toro”
-.” El estado del toro no es fácil de verlo y da lugar a desacuerdos en la interpretación del toreo. El toro trae resabios adquiridos en el campo y otras veces los adquiere en la lidia. Si sale con estos resabios visibles toda la lidia debe orientarse a corregirlos; se podrá o no, pero debe intentarse. Si no manifiesta resabios en los primeros momentos, hay que darle la lidia adecuada, no equivocada, porque los toros aprenden a defenderse al desarrollar su instinto defensivo. El aprovechamiento de la bravura del toro es la fuente del toreo. “.”Es fundamental saber lidiar los toros. Un toro mal lidiado es un drama en que ninguno sabe su papel. Es fundamental que el jurado y los aficionados vean las dificultades del toro. El día que este criterio se extienda por los tendidos de las plazas de toros, los espectadores sabrán lo que ven. Conclusión: El mejor torero es el que sabe torear más diversos toros”
-. La casta es la raza del toro de procedencia brava conocida: casta navarra, casta castellana, casta andaluza, casta vazqueña, casta vistahermosa…que presentan caracteres hereditarios y diferencias somáticas. La bravura es la cualidad específica del carácter e instinto de los toros bravos, cuyo origen y medida se desconocen. Por tanto, la casta no debe confundirse con la bravura (son frecuentes los casos de toros mansos encastados), pero tampoco es concebible un toro bravo sin casta.
-. Dice Corrochano: “ Cuando un toro tiene edad de toro, está bien criado, lo que se le supone poder y salud, y en el tipo de ganadería, es toro, pese lo que pese. Si le falta la edad, el poder y el trapío, no es toro, es novillo, pese lo que pese.”-.” La bravura es un instinto de defensa, de un grano parecido al valor de los toreros. Porque si el toro defiende su temor acometiendo con bravura, el torero tranquiliza su miedo toreando valerosamente. Son dos miedos que se encuentran, se retan, chocan; el miedo del toro bravo al toreo y el miedo del torero valiente al toro. Ese acoplamiento de bravura y valor, al enfrentarse y temerse, hace posible la maravilla del toreo”.
-. La bravura tiene una escala de codicia, de nobleza ó instinto de defensa, de sentido o facultad de diferenciar el engaño del bulto. Un buen observador puede ver esta escala, más o menos acusada, en una corrida de toros de una misma ganadería. Tan variable y difícil de conocer y sujetar es la bravura “
-. Escribe Corrochano en su libro “Cuando suena el Clarín: “ En Guerrita empieza a bajar el toro. Se retira el coloso de Córdoba y con Guerrita se va el interés por el toreo; entonces sube el interés por el toro y, por lo tanto sube el toro. Viene Gallito y Belmonte a fijar otra vez la máxima atención del público por el torero, y empieza a bajar el toro, porque el espectador no ve en el ruedo más que a ellos. Muere Gallito y se retira Belmonte; el torero pierde interés, sube el toro. Cuando desaparecen los toreros de la época, el público decae, hay una pausa en la Fiesta, que se salva con el toro, hasta que se rehace la afición, como se rehacen las viudas. Viene Manolete con un interés colosal y el toro da el bajón definitivo; durante su época se impone el toro chico y el afeitado “
-. Decía Domingo Ortega:”Había en los años treinta un plantel de matadores extraordinarios y posiblemente fue la época de mayor plenitud en la historia del toreo. Ortega parece estar en ello. ¿Y la actual? "El toro marca diferencias con el toreo de mi tiempo. El de ahora sale noblote, pues tiene menos movimiento intelectual. Antes había mayor número de toros complicados y es con ellos con los que se funde el arte de torear".
-. "El toro coge por error del torero" es uno de los teoremas de la biblia orteguiana. "El toro no ha de coger nunca", confirma el maestro. "En la lidia sólo hay dos verdades: o mandas tú o manda el toro". Esto quizá explique la convicción popular de que Domingo Ortega a un toro malo lo hacía bueno. "Sí, decían eso. Y significa que el buen torero corrige los defectos del toro. Si puntea el engaño, en cuanto le hagas creer que puede cogerlo -pero sin pemitir que lo alcance-, irá más largo, para atraparlo, y acabará por no tirar derrotes. Para el punteo, la regla fundamental es dar y alargar, ¿comprende?".
-. Síntomas de los toros bravos son: Cuando salen de chiqueros se arrancan, acometen, rematan en uno, dos o tres burladeros. Se suponen más bravos, los que lo hacen en las tres suertes. No sale suelto de los capotes. No da la vuelta al revés. Es decir, no se vuelve por el pitón contrarios del que está embistiendo. Embiste de largo y pasa por su ímpetu unos metros, donde se revuelve o se para fijo en el engaño que identifica como su enemigo. Acude al cite de la muleta humillado y no hace movimientos engañosos. A veces se cae de bravo, al humillar mucho clava los pitones en la arena y da una vuelta de campana o por girar demasiado deprisa se tropieza y cae. Estas pérdidas de equilibrio no se deben confundir con signos de mansedumbre o falta de de fuerzas. Aprieta en varas y no se duele al castigo ni sale suelto. Repite las embestidas. Si tiene mucha casta aprieta y se revuelve muy rápido, lo que dificulta la colocación del torero. Aceptan la pelea en cualquier terreno. Para valorar bien la bravura hay que darse cuenta de la fuerza que tiene el toro en cada momento y saber valorar las otras características que intervienen como la violencia, el genio, las querencias, los agentes externos como los ruidos y cualquier otra cosa que pueda afectar su embestida, pero no varía su valor y que muchas veces confundimos.
-. Teoría de las querencias-. Dice Corrochano-. El toro, desde que sale a la plaza, pone en juego su instinto defensivo. Su primera acción es buscar la salida, y ese instinto de libertad ya no le abandona en toda la lidia, aunque sea menos visible en unos toros que en otros. La bravura es una forma aguda de la defensa; sufre grandes y diversas reacciones; por eso unos toros se crecen al castigo y otros se duelen o huyen: Esto suele ser el principal origen de las querencias. Por eso, el torero debe ser un atento espectador del toro, para que en todo momento sepa por donde va el instinto. “
-. “ Los defectos de los toros son un seguro peligro cuando no se ven o no se tienen en cuenta. Cuando se torea con ellos, el peligro se convierte en ventaja para el torero. El que no se haya dado cuenta de la querencia de un toro, torea a ciegas; el que se haya dado cuenta, la aprovecha. “
-. “ Si un toro tiene querencia a las tablas, el torero que se interponga entre el toro y las tablas no toreará a gusto y estará acosado o cogido, si el toro se ciñe demasiado a su querencia. El que se ponga por fuera y le dé al toro los terrenos de adentro, toreará, no solamente a gusto, sino con ausencia de peligro. Esto no quiere decir que no se meta en los terrenos de dentro, que son los terrenos del toro, pero sabiendo donde se mete, para que se mete y, precisamente, para aprovechar a su favor la querencia. Por ejemplo: cuando un torero quiere que el toro, con querencia en tablas, le ayude en la suerte suprema, se colocará por dentro, dando la espalda a los tableros y arrancando de dentro a afuera. Hay que conocer las querencias y aprovecharlas, unas veces para defenderse y otras para dar emoción.”
-. Cómo se debe ver una corrida de toros-. El toreo es tan difícil de ver porque es un arte en movimiento, un arte en el tiempo que nunca se detiene para que lo alcances, ni deja respiro para que lo vuelvas a pensar antes de haber transcurrido. El aficionado tiene que tener mucha imaginación, toda la necesaria para volver a pasar el toreo por su corazón y por su frente.
-. Andrés Amorós apostilla: “El primer precepto para ser buen aficionado es: mirar continuamente al toro, no perderlo de vista, estudiar sus reacciones, tratar de averiguar sus cualidades y defectos, observar como va cambiando a lo largo de la lidia, valorar en función de todo eso, todo lo que realice el diestro”.
-. Corrochano dice:”Para ver una corrida de toros, es condición indispensable, no perder de vista al toro. Es muy importante lo que hace el toro. Donde está el toro, está la corrida. El que solo mira al torero, ve la mitad. Hay que mirar al toro y al torero, pero primero al toro. Todo gira en el ruedo alrededor del toro. El toro es el protagonista, es el objeto del espectáculo. El espectador que distrae de su vista el toro, en aquel instante deja de ver la corrida. Al mirar al toro, no solamente vemos lo que hace el toro, sino lo que hacen con él los toreros. Y relacionando lo que hace el toro y la intervención del torero, juzgamos. Acabamos de definir la lidia. La posibilidad del toreo la da el toro. Y de eso depende el conocimiento del espectador. No olvidemos esta premisa: El toreo es función del toro”
-.” El estado del toro no es fácil de verlo y da lugar a desacuerdos en la interpretación del toreo. El toro trae resabios adquiridos en el campo y otras veces los adquiere en la lidia. Si sale con estos resabios visibles toda la lidia debe orientarse a corregirlos; se podrá o no, pero debe intentarse. Si no manifiesta resabios en los primeros momentos, hay que darle la lidia adecuada, no equivocada, porque los toros aprenden a defenderse al desarrollar su instinto defensivo. El aprovechamiento de la bravura del toro es la fuente del toreo. “.”Es fundamental saber lidiar los toros. Un toro mal lidiado es un drama en que ninguno sabe su papel. Es fundamental que el jurado y los aficionados vean las dificultades del toro. El día que este criterio se extienda por los tendidos de las plazas de toros, los espectadores sabrán lo que ven. Conclusión: El mejor torero es el que sabe torear más diversos toros”