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La Fiesta de La Trinidad.
Buenos días Deza y amigos del foro: La primera vez que yo vi tirar cohetes en nuestro pueblo, fue en la procesión del día de la Trinidad. El primero que lanzaron al aire fue a la salida de la iglesia, seguido de otros que dispararon durante el trayecto de ida y vuelta. Al principio me dieron miedo pues yo no había visto nunca tal evento. Cuando me atreví a mirar un cohete desde el inicio hasta su explosión, allá en lo alto del cielo, se me pasó todo el temor. ¡Con lo que me han gustado siempre…!
Sabemos que ésta procesión era la que llegaba hasta la ermita de Santa Ana. Que a su paso por las Ollerías La Virgen Santa María de Deza, era recibida con racimos de flores de las acacias cercanas y con rosas traídas de las huertas. Y que los sacristanes bandeaban la bandera delante de la ermita de Santa Ana.
Un feliz día de la Trinidad.
Un abrazo.
Buenos días Deza y amigos del foro: La primera vez que yo vi tirar cohetes en nuestro pueblo, fue en la procesión del día de la Trinidad. El primero que lanzaron al aire fue a la salida de la iglesia, seguido de otros que dispararon durante el trayecto de ida y vuelta. Al principio me dieron miedo pues yo no había visto nunca tal evento. Cuando me atreví a mirar un cohete desde el inicio hasta su explosión, allá en lo alto del cielo, se me pasó todo el temor. ¡Con lo que me han gustado siempre…!
Sabemos que ésta procesión era la que llegaba hasta la ermita de Santa Ana. Que a su paso por las Ollerías La Virgen Santa María de Deza, era recibida con racimos de flores de las acacias cercanas y con rosas traídas de las huertas. Y que los sacristanes bandeaban la bandera delante de la ermita de Santa Ana.
Un feliz día de la Trinidad.
Un abrazo.
Leyenda de San Agustín y el niño.
"En cierta ocasión en que el glorioso doctor San Agustín se hallaba en África, mientras iba paseando por la orilla del mar meditando sobre el misterio de la Santísima Trinidad, se encontró en la playa con un niño que había hecho un hoyo en la arena con una pala. Con un pequeño cubo traía agua del mar y la derramaba en el hoyo. San Agustín al contemplarlo se admiró del niño y le preguntó qué que estaba haciendo. Y el niño le respondió: “Quiero echar en el hoyo toda el agua del mar”. Eso es imposible, dijo Agustín. ¿Cómo vas a poder, si el mar es inmenso, este hoyo y tus herramientas son tan pequeñas?”. “Pues sí podré”, le contestó el niño: “Antes llenaré yo el hoyo con todo el agua del mar que tú comprendas el Misterio de la Santísima Trinidad con tu entendimiento humano”. Y en ese instante el niño desapareció."
Feliz día y una abrazo.
"En cierta ocasión en que el glorioso doctor San Agustín se hallaba en África, mientras iba paseando por la orilla del mar meditando sobre el misterio de la Santísima Trinidad, se encontró en la playa con un niño que había hecho un hoyo en la arena con una pala. Con un pequeño cubo traía agua del mar y la derramaba en el hoyo. San Agustín al contemplarlo se admiró del niño y le preguntó qué que estaba haciendo. Y el niño le respondió: “Quiero echar en el hoyo toda el agua del mar”. Eso es imposible, dijo Agustín. ¿Cómo vas a poder, si el mar es inmenso, este hoyo y tus herramientas son tan pequeñas?”. “Pues sí podré”, le contestó el niño: “Antes llenaré yo el hoyo con todo el agua del mar que tú comprendas el Misterio de la Santísima Trinidad con tu entendimiento humano”. Y en ese instante el niño desapareció."
Feliz día y una abrazo.
