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DEZA: Creo amigo Pedroso que andas un poco equivocado en...

Sí, muy visitado. Como el charco de agua que hace cada día alguien debajo de los columpios para que los críos no se acerquen a jugar. Patético

Creo amigo Pedroso que andas un poco equivocado en tus apreciaciones, en cuanto al encharcamiento, que efectivamente existe a menudo. Yo que he visitado el parque diecisiete días seguidos mañana y tarde en el mes agosto, sé que la culpa del charco de agua es simplemente debida a que hay una manguera para el riego, permanentemente conectada y cerrada con una simple válvula manual; pero sin vigilante asignado. Que pasa: Pues sencillamente que cualquier chaval que se acerca por allí, la primera tentación que tiene es la de coger la manguera y jugar con el agua. Si estamos las personas mayores les llamamos la atención y generalmente, la dejan. Si no estamos hacen lo que quieren y el resultado diario es que el charco debajo de los columpios sea inevitable. Es más; he visto a varias personas mayores, sacando el agua entollada con una lata, alguno de ellos porque tenían nietos y otros por altruismo, pues nadie nos han dado las gracias.
Pregunta también por el grupo de niñas ya "creciditas" que prefieren remojarse aquí a ir a la piscina porque el agua de la manguera no tiene cloro, según su apreciación y se lo pasan mejor. Y que escogen el sito de los columpios para "divertirse" y para encandilar algún viejo verde que ve sus juegos, divertidos. Nada anormal, mientras sólo recreen su vista ya cansada y no ofendan a nadie ni de palabra ni de obra.
El remedio sería que al Ayuntamiento ordenara a una persona responsable del riego diario, semanal o cuando toque y fuese esta la que manejase la válvula de paso; pero eso, creo que en nuestro pueblo, es hasta inconcebible en las circunstancias actuales. Creo que no hay solución
Te aseguro que digo la verdad. No he contado todavía que alguna vez nos dejan la manguera abierta del todo, en los bancos que ocupamos, para que estemos los tertulianos con los pies mojados y fresquitos, mientras estamos allí contando nuestras “batallitas”.

Un abrazo.