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El trece de mayo,
La Virgen María,
Bajó de los cielos
A Cova da Iría.
Una de las advocaciones más veneradas en el orbe católico, es el de Nuestra Señora del Rosario de Fátima. Fátima es un pueblo portugués del distrito de Santarém, concejo de Vila Nova, en cuya Cova da Iría se apareció la Virgen, el trece de cada mes, de mayo a octubre de 1917, a tres pastorcillos: Lucía, Francisco y Jacinta.
Sobre la Cova se construyó una gran basílica, centro de peregrinación, del mundo entero.
En los años 1947/8, una imagen de Nuestra Señora de Fátima que llegaría hasta Roma, recorrió en triunfo España entera y otros países, en olor de multitudes, por todos los pueblos por los que pasaba.
Yo recuerdo la visita a Deza en medio de aclamaciones, con un recibimiento de todo el pueblo al completo, cantando y rezando el rosario al unísono, subiendo por la calle Mediavilla hasta la Iglesia, desde el cementerio viejo en donde se recibió. Y una despedida de mucha gente emocionada y llorando…
Recuerdo una anécdota que no se me ha olvidado nunca. Un hombre mayor emocionado le decía a una madre de familia numerosa, a cual habían operado recientemente y estaba convaleciente: "Tú, toca, toca la Virgen, que necesitas que te ayude y verás como te curará". Y la Virgen la curó sin lugar a dudas, porque aquella mujer era mi madre que llegó a los 90 y aquel hombre, el tio Octaviano Alejandre.
Buenos días Deza.
Un abrazo.
La Virgen María,
Bajó de los cielos
A Cova da Iría.
Una de las advocaciones más veneradas en el orbe católico, es el de Nuestra Señora del Rosario de Fátima. Fátima es un pueblo portugués del distrito de Santarém, concejo de Vila Nova, en cuya Cova da Iría se apareció la Virgen, el trece de cada mes, de mayo a octubre de 1917, a tres pastorcillos: Lucía, Francisco y Jacinta.
Sobre la Cova se construyó una gran basílica, centro de peregrinación, del mundo entero.
En los años 1947/8, una imagen de Nuestra Señora de Fátima que llegaría hasta Roma, recorrió en triunfo España entera y otros países, en olor de multitudes, por todos los pueblos por los que pasaba.
Yo recuerdo la visita a Deza en medio de aclamaciones, con un recibimiento de todo el pueblo al completo, cantando y rezando el rosario al unísono, subiendo por la calle Mediavilla hasta la Iglesia, desde el cementerio viejo en donde se recibió. Y una despedida de mucha gente emocionada y llorando…
Recuerdo una anécdota que no se me ha olvidado nunca. Un hombre mayor emocionado le decía a una madre de familia numerosa, a cual habían operado recientemente y estaba convaleciente: "Tú, toca, toca la Virgen, que necesitas que te ayude y verás como te curará". Y la Virgen la curó sin lugar a dudas, porque aquella mujer era mi madre que llegó a los 90 y aquel hombre, el tio Octaviano Alejandre.
Buenos días Deza.
Un abrazo.