Gracias a nuestra visitante de Castellón por el saludo que nos manda a los dezanos y dezanas. Se lo devolvemos con creces. Un abrazo.
A San Pascual el P. Ximénez le hizo un retrato literario que describía así:
«Fue el santo Pascual de estatura mediana, muy bien hecho y proporcionado en todos sus miembros. El rostro no hermoso, pero gracioso, agradable y alegre; la frente redonda y con entradas muy altas, que venían a hacer una punta de cabellos sobre la misma frente, con algunas, dos o tres, arrugas en ella, y así en algo tiraba a calvo.
»Los ojos azules, pequeños; hundidos, alegres y vivos, mas reposados y honestos. Los párpados arrugados, y con esto las pestañas negras, parece los traía alcoholados, y así se suplía su pequeñez. Las cejas arqueadas, no sutiles, la nariz alta, pequeña y bien proporcionada.
»La boca mediana y una cicatriz, que bajo el labio tenía hacia la barba, le tiraba un poco el labio, de modo que no le afeaba, mas antes le hacía parecer que se iba siempre riendo. Las orejas medianas, las mejillas coloradas.
»Moreno el color, pero vivo y muy templado. En el cuello, que era grueso, tenía una o dos arrugas. La barba no muy poblada y entrecana. Sus manos y sus pies eran muy proporcionados, aunque llenos de callos, de los trabajos corporales y del andar descalzo.
»Fue de carnes llenas, mas enjutas. Tuvo fuerza y entera salud hasta cinco o seis años antes de su muerte...
Feliz a todos los castellonenses, en especial a los villarealenses.
Un abrazo.
A San Pascual el P. Ximénez le hizo un retrato literario que describía así:
«Fue el santo Pascual de estatura mediana, muy bien hecho y proporcionado en todos sus miembros. El rostro no hermoso, pero gracioso, agradable y alegre; la frente redonda y con entradas muy altas, que venían a hacer una punta de cabellos sobre la misma frente, con algunas, dos o tres, arrugas en ella, y así en algo tiraba a calvo.
»Los ojos azules, pequeños; hundidos, alegres y vivos, mas reposados y honestos. Los párpados arrugados, y con esto las pestañas negras, parece los traía alcoholados, y así se suplía su pequeñez. Las cejas arqueadas, no sutiles, la nariz alta, pequeña y bien proporcionada.
»La boca mediana y una cicatriz, que bajo el labio tenía hacia la barba, le tiraba un poco el labio, de modo que no le afeaba, mas antes le hacía parecer que se iba siempre riendo. Las orejas medianas, las mejillas coloradas.
»Moreno el color, pero vivo y muy templado. En el cuello, que era grueso, tenía una o dos arrugas. La barba no muy poblada y entrecana. Sus manos y sus pies eran muy proporcionados, aunque llenos de callos, de los trabajos corporales y del andar descalzo.
»Fue de carnes llenas, mas enjutas. Tuvo fuerza y entera salud hasta cinco o seis años antes de su muerte...
Feliz a todos los castellonenses, en especial a los villarealenses.
Un abrazo.