En un bello enclave natural, entre árboles frutales y almendros que anuncian la cercanía de las tierras de Aragón, se encuentra Deza, villa que perteneció al señorío de Medinaceli. Podremos encontrar en sus calles, casas nobiliarias que denotan su hidalgo pasado, entre las que destacaremos la casa-palacio, de los Finojosa, familia de San Martín de Finojosa y en la actualidad dedicado a casa consistorial.
Esta zona, la más tardíamente conquistada a los árabes en la provincia de Soria, se convirtió en frontera castellano-aragonesa durante los siglos XII al XV. Sabemos que durante las luchas dinásticas de Alfonso de la Cerda, fue tomada por éste en 1289. Posteriormente perteneció junto a Soria, Serón, Monteagudo y Almenar a Beltrán du Guesclin continuando la guerra hasta la Paz de Almazán de 1374.
La primera noticia escrita acerca de Deza, recogida por Martínez Frías, se refiere a una confirmación hecha por Enrique IV en 1547 de un privilegio anterior. Éste, de 28 de junio de 1171, ordenaba la obligación de un pago proporcional a lo labrado que debían efectuar los musulmanes allí establecidos. Durante toda la Edad Media estuvo fuertemente arabizada y contó con importante judería.
La villa conoció en el s. XVI, bajo el señorío de los duques de Medinaceli, su máximo esplendor. Carlos V les concedió entonces la exención de pago por hacendera, fonsadero y portazgo en todos los reinos de España. En esta época, segunda mitad del s. XVI, se construyó su iglesia muy influida por la de Berlanga entonces en construcción.
Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
En palabra de Martínez Frías "la parroquial de Deza, constituye por su amplitud, elegancia y excelente construcción uno de los más bellos exponentes en tierras sorianas del tipo de iglesia de planta de salón".
La iglesia es de tres naves de igual altura, desiguales en anchura y divididas en cuatro tramos. Su cabecera de tres paños es poligonal y poco profunda y el crucero solo se aprecia en planta. Sobre un arco escarzano, se alza la tribuna del coro. Al siglo XVI corresponde también una capilla en el lado del Evangelio, en el segundo tramo. Las dos capillas restantes de abrieron en el s. XVIII. En una puede verse el escudo de los Barnuevo, una de los doce linajes de Soria. La otra se dedica al santísimo Cristo del Consuelo. Toda la iglesia, en sus muros Norte y Sur, está calado por capillitas bajo arco de medio punto, alguna de las cuales se decoran con retablos del s. XVI. El retablo de la capilla mayor es obra del s. XVIII. La torre se levantó junto a la cabecera y sobre la sacristía a comienzos del mismo siglo XVIII.
Posee también una remita, la de San Roque, donde se venera además Santa Bárbara. Conserva asimismo una curiosa plaza de toros, excavada en la roca, donde se celebra una ancestral fiesta en honor al Cristo del Consuelo -en septiembre- y en donde se torean tres toros: el de los solteros, el de los casados y el del Cristo. Deza compite con Bliecos e Hinojosa del Campo en ser la localidad natal de San Martín de Finojosa familia que ha tenido una importancia vital en la historia de España y uno de los promotores del monasterio cisterciense de Santa María de Huerta. Rodrigo Jiménez de Rada, sobrino de San Martín, pasaba largas temporadas en un palacio situado en Bliecos, otra localidad de la zona.
Más allá, en dirección a Aragón, encontraremos Cihuela, villa rodeada de frutales donde se pueden ver una casona renacentista y restos de un castillo. Es ésta tierra de cuevas -la del Manco y la del Val-, por donde discurren subterráneas aguas termales.
Esta zona, la más tardíamente conquistada a los árabes en la provincia de Soria, se convirtió en frontera castellano-aragonesa durante los siglos XII al XV. Sabemos que durante las luchas dinásticas de Alfonso de la Cerda, fue tomada por éste en 1289. Posteriormente perteneció junto a Soria, Serón, Monteagudo y Almenar a Beltrán du Guesclin continuando la guerra hasta la Paz de Almazán de 1374.
La primera noticia escrita acerca de Deza, recogida por Martínez Frías, se refiere a una confirmación hecha por Enrique IV en 1547 de un privilegio anterior. Éste, de 28 de junio de 1171, ordenaba la obligación de un pago proporcional a lo labrado que debían efectuar los musulmanes allí establecidos. Durante toda la Edad Media estuvo fuertemente arabizada y contó con importante judería.
La villa conoció en el s. XVI, bajo el señorío de los duques de Medinaceli, su máximo esplendor. Carlos V les concedió entonces la exención de pago por hacendera, fonsadero y portazgo en todos los reinos de España. En esta época, segunda mitad del s. XVI, se construyó su iglesia muy influida por la de Berlanga entonces en construcción.
Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
En palabra de Martínez Frías "la parroquial de Deza, constituye por su amplitud, elegancia y excelente construcción uno de los más bellos exponentes en tierras sorianas del tipo de iglesia de planta de salón".
La iglesia es de tres naves de igual altura, desiguales en anchura y divididas en cuatro tramos. Su cabecera de tres paños es poligonal y poco profunda y el crucero solo se aprecia en planta. Sobre un arco escarzano, se alza la tribuna del coro. Al siglo XVI corresponde también una capilla en el lado del Evangelio, en el segundo tramo. Las dos capillas restantes de abrieron en el s. XVIII. En una puede verse el escudo de los Barnuevo, una de los doce linajes de Soria. La otra se dedica al santísimo Cristo del Consuelo. Toda la iglesia, en sus muros Norte y Sur, está calado por capillitas bajo arco de medio punto, alguna de las cuales se decoran con retablos del s. XVI. El retablo de la capilla mayor es obra del s. XVIII. La torre se levantó junto a la cabecera y sobre la sacristía a comienzos del mismo siglo XVIII.
Posee también una remita, la de San Roque, donde se venera además Santa Bárbara. Conserva asimismo una curiosa plaza de toros, excavada en la roca, donde se celebra una ancestral fiesta en honor al Cristo del Consuelo -en septiembre- y en donde se torean tres toros: el de los solteros, el de los casados y el del Cristo. Deza compite con Bliecos e Hinojosa del Campo en ser la localidad natal de San Martín de Finojosa familia que ha tenido una importancia vital en la historia de España y uno de los promotores del monasterio cisterciense de Santa María de Huerta. Rodrigo Jiménez de Rada, sobrino de San Martín, pasaba largas temporadas en un palacio situado en Bliecos, otra localidad de la zona.
Más allá, en dirección a Aragón, encontraremos Cihuela, villa rodeada de frutales donde se pueden ver una casona renacentista y restos de un castillo. Es ésta tierra de cuevas -la del Manco y la del Val-, por donde discurren subterráneas aguas termales.