OTRA HISTORIA DEL EXPOLIO ARTÍSTICO SORIANO
No por bien conocida es menos dolorosa la historia del expolio sufrido por la "Capilla Sixtina del arte mozárabe", nuestra ermita de San Baudelio de Casillas de Berlanga.
En el siglo XI, en plena consolidación de los reinos cristianos en tierras del Duero, se construye esta ermita mozárabe. Declarada Monumento Nacional el 24 de agosto de 1917, pero propiedad de un grupo de vecinos de Casillas, localidad próxima a Caltojar, que vendieron los murales -23 frescos- por unas 65.000 pesetas al anticuario León Levi, judío internacional que trabajaba para el millonario norteamericano Gabriel Dereppe, marchante de arte, que consiguió vencer todos los obstáculos legales que durante cuatro años se sostuvieron antes los tribunales.
De nada sirvieron los pleitos judiciales ni las protestas porque sólo pudieron retrasar el expolio, pero no impedir su transporte. Los compradores consiguieron que el Tribunal Supremo español sentenciara el 12 de febrero de 1925 que no era posible anular la venta libre de las pinturas, siendo imposible así prolongar su retención. Después de la minuciosa labor de arrancar los frescos, los 23 tímpanos debidamente enrollados salieron hacia los Estados Unidos. Era el invierno de 1926 cuando las pinturas dejaban para siempre aquellos muros sobre los que ocho siglos atrás unos artistas anónimos habían creado la más bella obra de arte mural de todo el mozárabe.
El marchante Gabriel Dereppe vendió las pinturas a su vez a diversos museos de arte de varias ciudades de EE. UU.: Museo de Cincinnati, sección de claustros del Museo Metropolitano de Nueva York (The Cloisters Museum), Museo de Arte de Indianapolis y Museo de Bellas Artes de Boston.
Hubo que esperar hasta 1957 para que el gobierno español canjease una pequeña parte de lo expoliado por el ábside de la iglesia románica de San Martin de Fuentidueña (Segovia), que actualmente también se expone en el Museo Metropolitano de Nueva York. Las seis pinturas románicas que entonces se recuperaron no volvieron a su ubicación primitiva en el templo de San Baudelio sino que se custodian en el Museo del Prado, de Madrid.
Según algunos historiadores, esta triste y desgraciada historia figura entre la media docena de expolios más tristemente célebres de nuestro siglo. (Y eso que era Monumento Nacional.)
No por bien conocida es menos dolorosa la historia del expolio sufrido por la "Capilla Sixtina del arte mozárabe", nuestra ermita de San Baudelio de Casillas de Berlanga.
En el siglo XI, en plena consolidación de los reinos cristianos en tierras del Duero, se construye esta ermita mozárabe. Declarada Monumento Nacional el 24 de agosto de 1917, pero propiedad de un grupo de vecinos de Casillas, localidad próxima a Caltojar, que vendieron los murales -23 frescos- por unas 65.000 pesetas al anticuario León Levi, judío internacional que trabajaba para el millonario norteamericano Gabriel Dereppe, marchante de arte, que consiguió vencer todos los obstáculos legales que durante cuatro años se sostuvieron antes los tribunales.
De nada sirvieron los pleitos judiciales ni las protestas porque sólo pudieron retrasar el expolio, pero no impedir su transporte. Los compradores consiguieron que el Tribunal Supremo español sentenciara el 12 de febrero de 1925 que no era posible anular la venta libre de las pinturas, siendo imposible así prolongar su retención. Después de la minuciosa labor de arrancar los frescos, los 23 tímpanos debidamente enrollados salieron hacia los Estados Unidos. Era el invierno de 1926 cuando las pinturas dejaban para siempre aquellos muros sobre los que ocho siglos atrás unos artistas anónimos habían creado la más bella obra de arte mural de todo el mozárabe.
El marchante Gabriel Dereppe vendió las pinturas a su vez a diversos museos de arte de varias ciudades de EE. UU.: Museo de Cincinnati, sección de claustros del Museo Metropolitano de Nueva York (The Cloisters Museum), Museo de Arte de Indianapolis y Museo de Bellas Artes de Boston.
Hubo que esperar hasta 1957 para que el gobierno español canjease una pequeña parte de lo expoliado por el ábside de la iglesia románica de San Martin de Fuentidueña (Segovia), que actualmente también se expone en el Museo Metropolitano de Nueva York. Las seis pinturas románicas que entonces se recuperaron no volvieron a su ubicación primitiva en el templo de San Baudelio sino que se custodian en el Museo del Prado, de Madrid.
Según algunos historiadores, esta triste y desgraciada historia figura entre la media docena de expolios más tristemente célebres de nuestro siglo. (Y eso que era Monumento Nacional.)