A este
barrio de
Deza, casi todo el mundo lo llamamos La Taranzana. Fue construido a finales del siglo XIX al instalarse allí unos alfareros de Tajueco que montaron allí sus talleres artesanos y
hornos en los que fabricaban diversos cacharros de
cerámica, con arcilla extraída de los cerros de Deza. Ellos levantaron sus
casas cerca de su trabajo y levantaron la
ermita en honor de
San Antonio
De la
casa con
ventanal árabe, nada de nada. Simplemente es un
pajar en una era que construyó el bombero
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