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DEZA: Para cerrar el broche diré que cierta vez un hermano...

Para cerrar el broche diré que cierta vez un hermano y yo nos encontramos con una tasuga que llevaba detrás de ella media docena de crías y que intentamos quitarle una; pero no pudimos porque nos atacaba cuando intentábamos cogerla.
La dejamos ir en paz y allí no pasó nada.
En Deza, los tasugos hacían los cados en los encañados y los dueños de las fincas les metían fuego para desalojarlos pues decían que los echaban a perder. También entraban en los colmenares y se comían la miel. Por eso, el pobre animal, era siempre perseguido

Ya vale por hoy.

Un abrazo.