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DEZA: SAN JUAN DE DUERO. (ORDEN DE LOS HOSPITALARIOS)...

SAN JUAN DE DUERO. (ORDEN DE LOS HOSPITALARIOS)

San Juan de Duero, conocido también como Arcos de San Juan de Duero, forma un conjunto de arquitectura románica castellana situado a las afueras de la ciudad de Soria, Castilla León (España).
Lo que hoy se ve, la iglesia y el claustro, no son sino los restos de un monasterio de la Orden militar de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén o caballeros sanjuanistas levantado en la primera mitad del siglo XII a orillas del río Duero y que se mantuvo habitado hasta el siglo XVIII.
LA IGLESIA:
La iglesia es muy sencilla, de una sola nave con presbiterio y ábside; aquél, con bóveda de medio cañón apuntado, y éste, semicircular con bóveda de horno. No tendría nada de llamativo si no fuese por los dos templetes dispuestos uno a cada lado del presbiterio a modo de iconostasis, de forma que podía cerrarse el espacio que quedaba entre ambos y ocultar al sacerdote en el momento de la consagración, siguiendo las normas del rito griego. Se trata de dos baldaquinos, de cúpula esférica, el uno, y cónica, el otro, pero en ambos casos esquifadas y montadas sobre columnas de cuádruple fuste y capitel y basa únicos. Los capiteles ostentan relieves figurativos de meritoria labra escenificando pasajes evangélicos y alegóricos.
EL CLAUSTRO:
Con ser originales estos dos templetes, lo es más el claustro construido en el siglo XIII. Forma un cuadrilátero irregular cuyos cuatro ángulos, esto es, la propia esquina achaflanada y los semilados que en ella concurren, son diferentes entre sí. El ángulo noroccidental, anterior a los demás, es típicamente románico, con arcos de medio punto y basamento corrido. El nororiental no tiene basamento, siendo sus columnas de fustes cuádruples dispuestos en forma de cruz, y sus arcos túmidos. El vértice sudeste posee columnas acanaladas de sección cuadrada y arcos túmidos que se cruzan entre sí. El otro ángulo, el suroeste, tiene columnas de doble fuste circular y capiteles ornamentados, sobre los que apoyan los arcos apuntados que se cruzan de forma parecida a los del ángulo anterior pero con mayor simplicidad.
Gustavo Adolfo Bécquer escribió la leyenda de El monte de las ánimas basándose en sus Caballeros y los parajes de su alrededor.