Hoy, San José Obrero o Día Internacional del Trabajo. Como digo por ahí, no deja de ser cuando menos sorprendente, que nuestros abuelos lucharan por conseguir jornadas de 8 horas de trabajo, en los tiempos de maricastaña, y ahora en pleno siglo XXI, nuestros capitostes europeos estén tanteando endiñarnos 65 horas de curro semanal. Si es que lo hacen por nuestro bien, que somos unos vagos y no como muchos chinos que comen, duermen y trabajan en la fábrica.