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DEZA: Desconocedores de las relaciones de Soria y Zaragoza,...

Hace algunos meses dedicamos varias participaciones acerca del tema de los refranes en este foro. Muchos de esos dichos de la sabiduría popular, algunos que ni siquiera habíamos escuchado nunca, fueron desgranados y comentados por varios de los participantes. De entre los muchos refranes costumbristas, hoy quiero dedicar algunos de los que hacen referencia a los arrieros.
Mi abuelo fue arriero; con su carro y sus mulillas recorría, partiendo de Deza, gran parte de la provincia de Soria, cargado de uvas del Quemado- que eran las más dulces-, botos de vino- que por entonces se producía mucho en el pueblo-, y botijos, cántaros y gallos-botijos primorosamente decorados por él fabricados en la alfarería de la Taranzana. Mi padre le acompañó en alguna ocasión y todavía recuerda aquellos interminables caminos, el trajín de las ventas donde se hospedaban y la idiosincrasia peculiar de los pueblos donde paraban a vender. Mi padre todavía al referirse a aquellos largos viajes siempre dice: “nos íbamos por Castilla cargados”, como si Deza no perteneciera a Castilla la Vieja y es que, al compartir tres fronteras con el término de Aragón, los “rayanos” nos considerábamos como un poco apátridas o quizás ciudadanos de las dos regiones. Incluso lo refleja una vieja jota:
Ni somos aragoneses
ni tampoco castellanos,
somos del pueblo de Deza
y nos llaman los rayanos.
Una vez vendidas sus mercancías, visitaba la ribera de Navarra de donde traía pimientos morrones y otros productos poco perecederos y de fácil venta, regresando ansioso de nuevo a casa para pasar unos días con la familia y preparar otro viaje. La vida del arriero era dura: el frío, el calor, las lluvias y nevadas, las caballerías, los malos caminos y las aventura con las alimañas y salteadores de los poco transitados caminos eran el pan de cada día, aunque también eran portadores de historias, romances y costumbres de otros lugares. Desde los primeros tiempos del comercio, los arrieros eran comunicadores de noticias en el entramado social e incluso político, hasta que el los modernos sistemas los fueron sustituyendo. Muchos de aquellos arrieros se convirtieron en los actuales grandes transportistas.
Los refranes referentes a los arrieros, como digo al principio, fueron numerosos y de gran agudeza, entre los cuales he podido recopilar los siguientes:
-“No preguntes al arriero si pierde o gana, sino si vuelve y carga"
-"De arriero a arriero no pasa dinero"
-"Los días de fiesta, ¡qué mal lo pasan las bestias!"
-"Juegan los burros y pagan los arrieros"
-"En pelea de burros, el que pierde es el arriero"
-"A burro torpe, modorro o tonto, arriero loco"
-"Burros o coces, arrieros a palos y voces"
-"Lo que piensa el mulo, no piensa el arriero"
-"No compres burro de arriero ni te cases con hija de mesonero"
-"Cuando el arriero vende la bota, o es que sabe a pez o está rota"
-"Cuando el arriero vende su mula, matadura segura"
-"Arriero que vende mula, o tira coz o recula"
-"El que paga y no manda, es arriero que lleva la carga"
-"Cuando el arriero es malo, le echa la culpa al macho"
-"Buen arriero o mal arriero, la cama tiende primero"
-"El burro cayendo y el arriero perdiendo, los dos se van entendiendo"
-"Por San Antón de enero, camina una hora más el arriero"
-"El año nuevo, en la jornada lo conoce el arriero, pero no en el dinero"
-"No todo el que chifla es arriero"
-"Todos los días no se le muere el burro al arriero"
-"Mal andan los asnos cuando el arriero da gracias a Dios"
-"Dios te guarde de travesura de mula y de delantera de viuda"
Un saludo

Desconocedores de las relaciones de Soria y Zaragoza, se extrañaban unos muchachos del apoyo y ánimos que prodigaban los seguidores maños a los numantinos, hace unos meses, con motivo del ascenso del Numancia a Primera.
Y es que no sólo las poblaciones rayanas como Deza, Cihuela, Ciria, Borobia... han mantenido relaciones con las vecinas mañas, sino que, históricamente, la provincia de Soria se ha sentido cercana a las tierras aragonesas y no únicamente por la evidente proximidad física, sino por razones económicas, administrativas o afectivas.
Los sorianos cumplían el servicio militar, la mili, en la V Región Militar, la de Zaragoza, de la que dependíamos. Generaciones de reclutas marcaron el paso por San Gregorio y comieron los chuscos e hicieron guardias en cuarteles maños.
Dependíamos del Distrito Universitario de Zaragoza y quienes querían ampliar estudios -en Soria sólo se podía estudiar para maestro, haciendo buena la trilogía soriana de las tres emes: Mantequilla, Madera y Maestros- tenían que hacerlo en Zaragoza.
Incluso nuestro Numancia jugaba en el Grupo V de la Tercera División, el de Aragón, y tenía que batirse con el Amistad, el Arenas de Zaragoza, el Calatayud, el Mequinenza o el Barbastro en aquellos campos de tierra como Torrero o el viejo San Andrés soriano.
Incluso, años más tarde, cuando había que efectuar compras de artículos que no se encontraban en Soria, la gente se desplazaba a Zaragoza.
La fruta y el vino -Cariñena, Cosuenda, Lumpiaque, Magallón...- también se consumía de tierras aragonesas.
Hasta la jota se entona en tierras sorianas.
Pero, como factor más decisivo de las relaciones entre ambas tierras, lo que ha unido fuertes lazos entre Soria y Zaragoza es el hecho de que miles de sorianos residen en la capital maña a donde fueron en busca de trabajo y un futuro mejor. Se ha dicho que el municipio con más gente de Soria es Zaragoza: los soriagozanos, se dice con cierto humor. Y si sumamos los oriundos de Soria y sus descendientes, quizás no sea exagerado. Por no hablar de los numerosos matrimonios mixtos: soriano con maña o maño con soriana.
Cómo no vamos a llevarnos bien, puyas y bromas aparte, procedentes, muchas de ellas, de los consabidos tópicos sobre la tozudez maña o la tacañería soriana.
Soria, desde luego, fronteras administrativas aparte, siempre ha mirado más hacia Zaragoza que hacia Valladolid.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Tienes razón, Manuel: nadie puede extrañarse de las buenas relaciones entre los zaragozanos y los sorianos. Y no es solamente por su proximidad geográfica, sino por su manera de ser, por sus costumbres, por la simpatía que despiertan y por la gran cantidad de sorianos que viven en Zaragoza. Dicen que en Zaragoza hay más sorianos que en la misma Soria y no es extraño que, cuando juega el Numancia, sea de las pocas ocasiones en que se llena la Romareda. Creo que los sorianos caemos bien a toda España..., ... (ver texto completo)